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Este es el ingrediente secreto que usó Da Vinci en la Mona Lisa

Un nuevo estudio sugiere que Leonardo Da Vinci podría haber utilizado yema de huevo en obras maestras como La Gioconda.

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Todos aquellos enigmas suspendidos en torno a ‘La Gioconda‘, que parecían haberse eternizado, parecen ir descodificándose con el paso del tiempo. Y es que, entre esa inmensidad de misterios que envuelven esta obra renacentista, se descifra ahora un nuevo ingrediente comestible que pudo cambiarlo todo: la yema de huevo. Un alimento que otros artistas memorables dentro del mismo movimiento como Botticelli o Rembrandt también usaron para sus pinturas al óleo con el fin de proteger los cuadros de la humedad, intensificar el color de la obras y evitar que amarillearan.

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications ha descubierto así que los residuos de proteínas detectados en muchas pinturas al óleo clásicas podrían haber sido añadidos intencionadamente; diluyendo esa creencia del pasado vinculada a que esas trazas de proteína eran tan sólo el resultado de un proceso de contaminación.

A través de esa investigación científica, en la que exploraron las técnicas utilizadas por los pintores, revelaron una serie de beneficios de las yemas en las obras, como sus propiedades antioxidantes. En este sentido, en una entrevista, la autora del estudio, Ophélie Ranquet, del Instituto de Ingeniería y Mecánica de Procesos Mecánicos del Instituto de Tecnología de Karlsruhe (Alemania), declaró: «Hay muy pocas fuentes escritas al respecto y no se había hecho antes ningún trabajo científico que investigara el tema con tanta profundidad. Nuestros resultados demuestran que, incluso con una cantidad muy pequeña de yema de huevo, se puede conseguir un cambio asombroso de las propiedades de la pintura al óleo, lo que demuestra cómo pudo ser beneficioso para los artistas.»

EL EFECTO DE LA YEMA DE HUEVO EN EL ARTE

Entre los efectos positivos de este ingrediente en el mundo del arte, se encuentran el comportamiento y la viscosidad de la pintura, canalizadas por esa reacción química entre el aceite, el pigmento y la proteína de la yema. Esta última, facilita la aplicación de varias capas de pintura, más allá de aumentar su rigidez y simplificar técnicas como el “alto empaste”: un recurso artístico consistente en pintar con trazos gruesos, dejando visibles las marcas del pincel.

En ese mismo estudio, se encontraron asimismo pruebas directas de su aplicación en obras icónicas como la «Virgen del Clavel» de da Vinci o en «La lamentación por Cristo muerto» de Botticelli. Toda una serie de piezas renacentistas al óleo que acabaron de delinearse con trazos gastronómicos de yema de huevo.