A mediados del siglo XVII era común que los jóvenes aristócratas ingleses realizaran un largo viaje por Europa que bautizaron como Grand Tour. Una experiencia que les iniciaba en su etapa adulta y con la que conocían los tesoros del viejo continente. Pues bien, esta idea es la que ha inspirado al Grand Tour de Cataluña, un itinerario circular de más de 2.000 kilómetros con el que descubrir la esencia del territorio. El recorrido ha sido concebido para ser realizado en vehículo motorizado y conecta todos los iconos culturales, parajes naturales y placeres enogastronómicos que definen la personalidad de esta tierra, ya sea en el medio rural como en el urbano.
El periplo está organizado en cinco tramos, los cuales tienen una duración de entre 5 y 7 etapas (cada etapa equivale a un día) y todos comienzan en una ciudad grande y bien comunicada para después ir adentrándose en otras carreteras de interés paisajístico. Así, existe la posibilidad de realizarlo mediante la Ruta Icónica que consta de 13 etapas o, para los que quieran conocer el tour en profundidad, optar por hacerla en cinco tramos (de cinco a siete etapas cada uno). Se elija el tramo que se elija, en cada uno de ellos se asegura vivir ese tipo de experiencias menos conocidas que marcan al viajero. Por supuesto, no faltan las tradiciones y fiestas locales, las propuestas gastronómicas, las carreteras que conducen a rincones mágicos y experiencias de turismo cultural, tampoco la enogastronomía, ni las actividades en la naturaleza o turismo activo.
Los cinco tramos del Grand Tour de Cataluña son:
Tramo 1: Barcelona-Tarragona
Tramo 2: Tarragona-Lleida
Tramo 3: Lleida-La Seu d’Urgell
Tramo 4: La Seu d’Urgell-Figueres
Tramo 5: Figueres-Barcelona
Precisamente el último tramo es el que descubrimos a fondo. Será una vuelta digna de todo amante de la gastronomía.
Qué descubrirás durante el tramo 5 del Grand Tour de Cataluña. Figueres-Barcelona: Del surrealismo al modernismo
Etapa 1. Dalí, anchoas y la Costa Brava
Con el artista catalán y gran embajador de su tierra comenzamos el recorrido y lo hacemos conociendo todo sobre su vida y su obra desde el Teatro-Museo Dalí de Figueres o el Castillo Gala Dalí en Púbol. Tras el surrealismo, un poco de submarinismo, snorkel o kayak en el Parque Natural del Cap de Creus. Y no dejamos de mimetizarnos con la naturaleza porque nos adentramos en un camino de viñedos de la DO Empordà que nos lleva hasta el monasterio románico de Sant Pere de Rodes donde descubrimos simpáticas anécdotas sobre el cultivo del vino por parte de los monjes.
La siguiente parada es el bonito pueblo pesquero de Cadaqués donde de nuevo volvemos a la herencia del artista, ya que aquí se encuentra la Casa Dalí de Portlligat, y nos sentimos cautivados con las ruinas de Empúries, las únicas donde conviven restos de una ciudad griega y una romana. Antes de terminar la etapa, es obligatorio reponer fuerzas en L’Escala, una localidad declarada Villa Marinera donde se puede visitar el Museo de la Anchoa y de la Sal, y así conocer el trabajo de las factorías de salazón, además de degustar las anchoas en una de las tradicionales tabernas del centro histórico.
Etapa 2. Ruta marinera y medieval por l’Empordanet
Empezamos muy cerca del mar, en concreto en el Parque Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter. A buen ritmo decimos adiós al mar para emprender camino hacia el interior, a l’Empordanet, donde nos esperan pequeños pueblos con encanto. Los recorremos sobre burricleta (bicicleta eléctrica) y llegamos hasta Pals, Peratallada o la Bisbal d’Empordà. En Palau Sator descubrimos la I.G.P. Manzana de Girona para, en una sidrería, hacernos con ricos productos elaborados con esta fruta: sidra, zumos, confituras y vinagre. En Palafrugell visitamos la Fundación Josep Pla que es la casa natal del escritor. Y continuamos como más nos gusta, con un taller de cocina en el Espai del Peix de Palamós, donde se puede asistir a la subasta del pescado que han capturado ese día las barcas, aprender a preparar el arroz de Pals y la gamba roja de Palamós, una auténtica delicia. Además, muy cerca de la localidad se encuentra la bodega Brugarol que destaca por sus vinos y por su arquitectura.
Etapa 3. De los caminos de ronda de Tossa hasta la Garrotxa
Esta vez el pistoletazo de salida lo da el cim i tomba, un guiso de pescado, patata y alioli que en Tossa de Mar lo preparan como en ningún sitio. Tras la comida, nada como observar las vistas desde el Mirador de Sant Jaume y continuar el viaje hacia Girona. Pero antes, un pequeño desvío para disfrutar de las vistas al mar y los jardines renacentistas de Santa Clotide de Lloret de Mar y de Marimurtra en Blanes. Ya en Girona, es de recibo conocerla bien a fondo con un tranquilo paseo por el barrio viejo, embelesándose con las encantadoras callejuelas, la esencia judía del call, y las iglesias románicas y góticas. Como dato curioso que gustará a los fans de Juego de Tronos, cabe decir que su catedral fue uno de los escenarios de la serie. Girona es también el lugar en el que saborear el xuixo de crema, los brunyols, quesos con pan con tomate y aceite de oliva, fideuà y el sublime helado que elabora Jordi Roca. Después de tanto yantar, un paseo hasta el monasterio de Sant Pere de Galligants para acabar contemplando las casas sobre el río Onyar sentará muy, pero que muy bien.
Etapa 4. De los bosques del Collsacabra al Montseny
Esta es una buena ocasión para dejar volar la imaginación volviendo a la época de los bandoleros y recorrer los bosques frondosos donde se escondían. Éstos se extienden por el Espacio Natural Protegido de Collsacabra, entre las comarcas de Osona, la Selva y la Garrotxa. Y de los bosques a los pueblos Tavertet y Rupit, que parece sacado de un cuento medieval, y a la ciudad milenaria de Vic que deslumbra con su templo romano del siglo II, la catedral o la monumental Plaza Mayor. Los amantes del embutido encontrarán aquí su paraíso porque hay una enorme tradición en la elaboración de este alimento, como las longanizas y las secallones; durante el Grand Tour de Cataluña existe incluso la posibilidad de elaborar tu propio fuet. La etapa finaliza en el Montseny, un parque natural Reserva de la Biosfera ideal para hacer senderismo o rutas BTT.
Etapa 5. El Maresme indiano y modernista
Esta etapa comienza conociendo las villas marineras de Costa Barcelona y se avanza descubriendo varias casas como la Casa Museu del arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner en Canet de Mar y las construcciones modernistas del siglo XIX edificadas por los indianos, protagonistas de varias rutas como la de Arenys de Mar que nos permitirá visitar el Centre Salvador Espriu, dedicado al poeta. Sin olvidarnos de la casa Coll i Regàs de Josep Puig i Cadafalch en Mataró. Después, un alto en el camino en Alella donde probar un rico menú elaborado con productos locales como los guisantes de Sant Andreu de Llavaneres, las patatas de Mataró o las judías de Palafolls. Un despliegue de buena materia prima que sabe aún mejor maridada con los vinos blancos de la DO Alella que provienen de pequeños viñedos que miran al mar.
Etapa 6. Catedrales literarias y trencadís en Barcelona
En Barcelona comienza el Grand Tour de Cataluña y en Barcelona termina. En este caso profundizamos en su esencia y lo hacemos a través de la ruta del modernismo, el estilo arquitectónico que en esta ciudad vivió una edad dorada a comienzos del siglo pasado. Ha dejado su huella en hasta 120 edificios y en nombres como Gaudí o Montaner. Pero no sólo arquitectura, también literatura rememorando el bestseller La Catedral del Mar que nos lleva hasta la basílica de Santa María del Mar, ubicada en el barrio del Born; o a poder conocer la historia de Santa Eulalia, la primera patrona de Barcelona a través de un recorrido por la catedral de la ciudad. Finalizamos con las manos en la masa preparando platos como la esqueixada –ensalada de bacalao y tomate– o la crema catalana durante un taller de cocina que se celebra en un edificio modernista del Passeig de Gràcia.
Etapa 7. Mercados, gastronomía y los pescadores de Barcelona
Llegó el momento de ir despidiéndose de esta gran experiencia, pero antes queda un gran día por delante. No nos movemos de Barcelona y en concreto nos dirigimos a alguno de sus 43 mercados, donde encontrar productos frescos y de proximidad que después se saborean en los numerosos restaurantes con estrella Michelin de la ciudad. Y de producto fresco a producto fresco, en este caso el que se trabaja en el barrio pescador de la Barceloneta, en sus bodegas y en la cofradía de pescadores. Podremos sentir el ambiente marinero y ser testigos de la subasta en la lonja, una actividad cuya conservación es un auténtico hito teniendo en cuenta que hablamos de una gran metrópoli. Y no dejamos de sentir el Mediterráneo porque será un catamarán el que nos adentre en el mar para contemplar la puesta de sol y así despedirnos de este Grand Tour por Cataluña.