Es un dulce suave que, aunque desconocido, es popular en todo el mundo y tiene
innumerables variaciones de recetas en función de la cultura. Es una versión de un caramelo basado en una mantequilla de nueces, su origen
se encuentra en Oriente Medio y está hecho con tahini y azúcar.
Introducirlo en el desayuno es una forma de vestirlo con pequeñas notas dulces y saladas. Habitualmente lo que se hace es derretirla y mezclar con la avena o la granola
aportando un matiz crujiente con sabor salado y dulce. En Nueva York, los restaurantes y
cafés ya la han introducido en sus menús sirviéndola por encima de rebanadas de pan
tostado con mermelada de fresa y sobre ella, el Halva derretido o desmenuzado.