Sí, esa fina loncha que alguien corta mientras el resto se pelea por ella. De esto saben mucho los propietarios de Jamones Blázquez.
La tercera generación de la familia Blázquez dirige hoy con mano firme, como la de un buen maestro jamonero, la empresa de ibéricos que hace casi un siglo nació dispuesta a llenar nuestras vidas de bocados felices. Tantos años de experiencia dan para contar un sinfín de anécdotas y presumir con orgullo de identidad propia, pero ellos sobre todo se preocupan por seguir trabajando duro: “Desde la cría del animal hasta la red de ventas, solo viviendo todo el proceso lograrás un proceso tuyo. Es vender algo que forma parte de ti, que lleva tus raíces”, aseguran. Por eso llaman ‘tesoros’ a sus jamones ibéricos, los mismos que a día de hoy comercializan en 32 países gracias a sus cuatro centros de trabajo entre Guijuelo, Peñaranda y Crespos, en Salamanca. Y otra cosa tienen muy clara: les define la tradición… pero sin dejar de mirar al futuro (jamonesblazquez.com).