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De Boris Izaguirre (Caracas, Venezuela, 1965) nadie puede decir una mala palabra desde que llegara a España en 1992. Después de participar como guionista en varios proyectos y colaborar en distintos programas de televisión, alcanzó la fama con Crónicas marcianas, cuando Xavier Sardà lo llamo para que se incorporara al espacio, donde se convirtió en todo un fenómeno mediático con sus apariciones estelares y provocadoras, que hacía que subieran los audímetros en las audiencias. Desde entonces, se ha convertido en uno de los rostros más conocidos de la televisión en nuestro país. Ahora se le puede seguir los domingos en La 1, en Lazos de sangre, programa dedicado monográficamente a personajes conocidos.
Con 16 años empezó a escribir artículos de crónica social en el diario El Nacional de Caracas, ¿ya pensaba por entonces que se iba a dedicar en el futuro al periodismo y a la literatura?
Sí, lo tenía completamente claro. Mi padre era crítico de cine del periódico El Nacional, así que le escuchaba escribir todos los días su columna e, incluso, le acompañaba a veces a cobrar el cheque por su trabajo, con lo cual, yo ya asociaba desde niño que se podía ganar dinero con la escritura y vivir de ella.
¿Cuándo decide vivir en España?
Estaba viviendo en Buenos Aires, escri biendo una telenovela que se titulaba Inolvidable, para una productora mítica del cine y la televisión del país cuando me llamaron para viajar a España a buscar localizaciones en un proyecto que querían hacer para la televisión gallega, y ya me quedé aquí. Fue en el año 1992, justo la semana siguiente del golpe de estado que dio Hugo Chávez.
Después de participar como guionista en varios proyectos y colaborar en distintos programas de televisión, Xavier Sardà le ficha para Crónicas marcianas, que le convierte en todo un fenómeno mediático. ¿Qué ha representado Sardà en su carrera?
Todo. En el momento que conocí a Xavier ya había tirado la toalla de poder alcanzar mis sueños. Era una persona completamente desorientada y prácticamente a punto de echarme para atrás, porque pensaba que aquí no iba a poder conseguir nada. De repente, apareció Xavier, y fue increíble porque creo que nos caímos muy bien desde el primer momento. Yo ya colaboraba en el programa de radio La ventana, con Gemma Nierga, en el que él interpretaba al Sr. Casamajor, pero yo, como muchas otras personas, desconocía que Sardà y Casamajor eran la misma persona. Fue una auténtica sorpresa.
Periodista, presentador de televisión, guionista, escritor… ¿Le gustaría probar alguna otra faceta?
No, porque creo que todas están relacionadas con escribir. Empecé en la televisión como guionista, y escribía series diarias, que es un trabajo un poco como de peón pero que te enseña el oficio perfectamente, que es lo que he desarrollado después en mis otras incursiones en la televisión.
Todo el mundo habla muy bien de usted, aunque tiene un fuerte carácter.
Sí, es cierto que a veces tengo muy mal carácter, sobre todo en casa, con Rubén, mi pareja. A veces me gustaría tener más templanza con él porque, de vez en cuando, toma decisiones que no son las mejores para los dos.
Actualmente está presentando en La 1 Lazos de sangre, que ya va por la quinta temporada. De los personajes que han pasado por el programa, ¿quién le ha impactado más y quien se ha negado a acudir?
Personalmente, el programa sobre El Fary ha sido uno de los que más me ha impactado. También me gustaron muchísimo los de Manolo Escobar, Concha Piquer, que fue un “momentazo”, y el de Concha Velasco, que vino al programa. Nadie se ha negado a venir, al contrario, todo el mundo desea que le hagan un programa, porque supo- ne un reconocimiento y creo que el trato que el programa tiene hacia la biografía de los invitados es muy agradable.
Siempre ha estado muy unido a la familia Bosé-Dominguín. ¿Cómo ve ahora a Miguel Bosé?
Muy bien, hemos estado muy unidos los últimos meses del 2022 y he participado en el guión de la serie sobre su vida, que ya se ha estrenado en Latinoamérica y pronto lo hará en España. También participo en un documental sobre él, en el que me he encargado del guión y la entrevista. Tengo a Miguel siempre muy cerca, y a su madre, Lucía, todavía más cerca. Fuimos muy buenos amigos.
Para 2023 tiene un proyecto musical que le unirá a Ainhoa Arteta. ¿En qué consiste?
He escrito el libreto de una zarzuela, y he sido muy feliz haciéndolo. Fue una idea del Teatro de la Zarzuela, que hace cuatro años me invitó a comer para plantearme escribir una zarzuela. Siempre he querido evolucionar en la dramaturgia, que es uno de mis grandes deseos de toda la vida, y pensé que era una invitación a la que no podía negarme. La música es de Lucas Vidal, y Ainhoa Arteta es una de las cantantes principales del proyecto. Comenzaremos los ensayos el 18 de abril.
Vivimos momentos de una crispación enorme, por cualquier asunto, ¿no cree?
Eso es cierto, pero algunas veces, sobre todo en los casos de los derechos LGTBI, creo que muchas veces tenemos que adaptarnos a los cambios. Maricón ya no es una palabra que puedes utilizar graciosamente, porque una persona murió apaleada bajo ese grito. Hay gestos y actitudes que hace años se podía pensar que eran divertidas y no eran tan hirientes, pero lo siguen siendo. Un ejemplo podría ser el comentario de Samanta Vallejo-Nájera en MasterChef cuando me preguntó si a mí me gustaba el fútbol o los futbolistas. No es gracioso. Parece que, sólo por mi orientación sexual, sea imposible que puedan gustarme ambas cosas.
¿Cómo ve ahora el movimiento LGTBI?
Lo veo más robusto, pero, lamentablemente, siempre necesita ejercitar su músculo porque hay cosas que son desagradables, como los crímenes de odio, que no se pueden reconocer como tales y creo que su reconocimiento sería un gran avance en la lucha por esos derechos.
¿Se ha refinado más su paladar después de pasar varias veces por MasterChef?
Sí, y también mi manera de cocinar y mi relación con los instrumentos de cocina. En esta última edición me han obsequiado con un robot de cocina, que no es para mí un electrodoméstico más y lo veo con muchísimo cariño.
Después de Masterchef ¿quién cocina en su casa?
Rubén siempre ha cocinado sin ningún problema, mientras que yo siempre he necesitado cámaras, luces y acción para poder hacerlo. Rubén hace una magnífica sopa de legumbres, pero podría ser muchísimo más refinada si entrara yo con las técnicas que he aprendido en MasterChef.
¿Es partidario de los bocadillos?
Sí, por supuesto. Soy un hombre que trabaja en televisión, y allí siempre hay bocadillos. Si tengo que elegir, mi preferido es el de salchichón, pero también me gusta el de queso manchego y jamón serrano. Éste me gusta con el pan más pequeño y tostado.
Foto de Jaime Partearroyo.