Hay tradiciones que son sagradas y que gracias a conservar esa protección, el éxito siempre ha sido un comprador habitual en numerosos establecimientos. Y no importa si es un sector fuera de la gastronomía, si se trabaja un producto basado en una receta antigua pero exitosa, no dejarán de verte como una reliquia lujosa. Un ejemplo claro es Winkler Bakery, una panadería tradicional en Carolina del Norte, la más antigua del estado, que lleva haciendo las mismas galletas de jengibre desde 1807.
La panadería lleva el apellido de Christian Winkler, un panadero suizo que emigró a unos Estados Unidos recién nacidos y bajo el mandato de Thomas Jefferson. Cuando Christian Winkler falleció, sus herederos continuaron con la tradición familiar, sin cambiar ni un ápice de la receta de estas galletas de jengibre que se convirtieron en un rotundo éxito nada más comenzar. No obstante, en 1926 dejó de pertenecer a la familia Winkler, pero sigue fabricando estas deliciosas galletas.
Ahora, la panadería es propiedad del Old Salem Museum and Gardens y cuando entras por sus puertas es como si viajaras atrás en el tiempo. Allí, los panaderos del Winkler Bakery explican cuál es el secreto de estas deliciosas galletas. Comienzan calentando un horno de leña desde las 5 de la mañana y hasta las 7 y media. De esta forma, los ladrillos mantienen su calor durante horas, permitiendo llegar a una temperatura de 400 grados Fahrenheit perfecta.
Pero el horno no es el único secreto, también están los ingredientes. Según explicaron algunos trabajadores del horno-museo, la galleta de jengibre de Winkler Bakery lleva melaza negra, jengibre y especias. De esta forma, se consigue crear una galleta de más de 200 años de antigüedad, pero igual de deliciosa que siempre.