En el corazón de la Ciudad Condal –en pleno distrito de Les Corts– se ubica el restaurante ideal para aquellos que aman la sencillez, la calidad y el sabor. Porque Prezzemolo, acogido en el Meliá Barcelona Sarrià, el hotel más emblemático del distrito, trae los sabores de Italia hasta Barcelona y lo hace en un ambiente elegante que transforma el momento de la comida en un buen rato. Aquí se siente la esencia de la ciudad, ecléctica, variada y casual, con el objetivo de que todo aquel que ocupe una mesa disfrute de la versión más pura y sabrosa de la gastronomía italiana. En el espacio domina el horno de pizza tradicional, inspirado en las trattorias clásicas. Además, disponen de un menú del día (de lunes a viernes a mediodía) con opciones variadas que le aporta a la jornada laboral un toque de sabor.
En la carta destacan las pizzas y las pinsas, que se elaboran con una masa natural a partir de harinas, fermentos, agua mineral, sal del Mediterráneo y AOVE arbequina. Tras una fermentación que dura 48 horas, lo que resulta es una pizza ligera, de corteza delgada y un crujiente delicado. La base ideal sobre la que el pizzaiolo coloca después ingredientes frescos como la mozzarella (muy cremosa), la albahaca (tremendamente aromática), el tomatito boom, la granola de pistacho, las anchoas, alcaparras, atún, cebolla morada, fior di latte, alcachofas, salami, olivas de Kalamata, scamorza ahumada, funghi porcini, etc. Un chorrito de aceite de oliva como toque final y la felicidad está servida.
Más allá de la pizza, la variedad es apabullante. Así, el mejor inicio lo puede marcar una bruscheta de mozzarella y tomate cherry, un canoli de sobrasada, una ensalada emperador (con lechuga, salsa césar, brioche tostado, pollo marinado y lascas de parmesano), un boccocini di salumi o unas bravas prezzemolo. Después, como principal recomiendan una pasta (funghi, parmesana, bolognesa, carbonara, napolitana o pesto), el canelón de pularda XXL, la tagliata de añojo o el solomillo con gnocchis.
Además, los diferentes espacios de Prezzemolo posibilitan todo tipo de encuentros, como ocurre con el bar, en el que el aperitivo, con el spritz como protagonista, se convierte en un momento de relax y placer; o con la terraza –especialmente apetecible en esta época del año– donde disfrutar del sol y una porción de pizza para que el break lo sea de verdad. Después, nada como pasear por la emblemática Avenida Diagonal disfrutando de la vida barcelonesa, admirando las obras de Gaudí o, para los más futboleros, contemplando el icónico Estadio Camp Nou.