El estudio titulado ‘Food Fermentation in Space’ abre una nueva dimensión en el futuro de la ciencia y la alimentación. Publicado en iScience, éste demostró cómo saben los alimentos fermentados en el espacio en comparación con sus homólogos en la Tierra.
Todo empezó cuando un grupo de investigadores decidió comprobar si la fermentación podía llevarse a cabo y/o funcionar en el espacio. Para ello, decidieron utilizar y elaborar miso (pasta de soja llena de umami) en la Estación Espacial Internacional.
En la fase inicial, los científicos enviaron tres lotes de «miso-to-be» a la @ISS para que fermentara durante 30 días. De regreso a la Tierra, llevaron a cabo pruebas olfativas y gustativas para comparar el miso espacial con dos misos fermentados en nuestro planeta: uno en Massachussets y otro en Dinamarca.
Descubrieron entonces que el miso fermentado en el espacio olía y sabía igual que los misos terrestres, pero con un sabor ligeramente más tostado y a nuez; además de haber adquirido un color más oscuro con niveles más altos de microbios, debido a las temperaturas más cálidas a bordo de la ISS.
«La fermentación [en la ISS] ilustra cómo un sistema vivo a escala microbiana puede prosperar gracias a la diversidad de su comunidad microbiana, lo que subraya el potencial de la vida en el espacio», afirma la coautora Maggie Coblentz, del @MIT.
¿Qué significa, por lo tanto, esta innovación para el futuro? podría dar lugar a nuevas formas de expresión culinaria, ampliando la investigación y el desarrollo de alimentos mediante la evolución de sus sabores gracias a ciertas ‘modificaciones espaciales’.