Syra Coffee ha reinventado la industria cafetera a través de prácticas sostenibles que diluyen un trasfondo activista y consciente en su producto final: el café de especialidad 100% arábica, que representa el 2% de la producción y el consumo global, libre de pesticidas.
Esa trascendencia eco-futurista, junto a su filosofía de democratización del café, se convirtieron en la base o en la tierra sobre la que germinó este proyecto que, con el paso del tiempo, ha ido extendiéndose de manera sideral a nivel nacional.
El 20 de octubre de 2015, su fundador, Yassir Raïs, trasladó así todos esos ideales y valores a Syra Coffee, con un nuevo concepto de consumo de café que servir a los habitantes del barrio a los que acercarles la especialidad de la bebida estimulante.
De ese pequeño local ubicado en el barrio de Gràcia, la expansión ha sido significativa a través de 40 locales en 7 ciudades como Barcelona, Girona, Madrid o Valencia, en los que se vislumbran las influencias y/o los conocimientos arquitectónicas y artísticos de Raïs. Y es que, tanto su interiorismo como la estética que envuelve sus establecimientos está conectada a la arquitectura, mediante estructuras y diseños elevados que respetan el tipismo del lugar, e incluso lo elevan.
Esa sensibilidad artística se traslada asimismo al packaging que representa sus tipologías de café y/o las colecciones de merchandasing de Syra que acaban de potenciar la marca a nivel visual.
Café democrático y sostenible
Tal y como pudimos descubrir en la visita guiada por su ‘SYRA HOUSE’, ubicada en Hospitalet de Llobregat, en Syra todo empieza en las fincas con la que colaboran en base a patrones sostenibles. De ese contexto, catan, importan y tuestan los frutos de fincas como la de ‘Mario Mejia‘ en Honduras, la de ‘El Cuzco’ de Costa Rica o la de ‘Valle de Oro’ en El Salvador.
Durante la experiencia sensorial cafetera, tuvimos la oportunidad de adentrarnos en el proceso de elaboración del café de la finca ‘Valle de Oro’ y realizar una cata en la que descubrir todos sus matices, y sus ‘notas de cata’ definidas por su colectivo de expertos, que fusionan caramelo, chocolate con leche, té negro o licor de cereza.
Más allá de la cata, pudimos incluso trasladarnos hasta su finca de El Salvador a través de una actividad inmersiva de realidad virtual que profundiza en la historia, el escenario y el proceso de cultivo de Miguel Antonio Villavicencio y su familia; comprometidos con la sostenibilidad y la ética en la producción del café desde su privilegiado terreno situado a una altitud de 1.500 metros sobre el nivel del mar.
Esos granos de café se trasladan hasta la nave principal de Syra Coffee: lugar en el que se catan y se tuestan a diario a través de un proceso en constante movimiento y evolución en el que intervienen en el tostado mediante diversos tratamientos: el natural, el lavado, el natural experimental, el honey o el decaf; en los que se lavan, se retiran granos o piel, se fermenta en condiciones controladas o se añaden frutas para poder controlar su temperatura, secarse y pasar al empaquetado.
El café de su 8º aniversario
Syra ha querido rendir tributo a su legado y a su impacto positivo en la industria lanzando un nuevo café que consiste en un blend de dos cafés de Tarrazú, Costa Rica: ‘El Balar‘, un café natural con un proceso de fermentación muy intenso, y el ‘Lobos’, un semi-washed con perfil muy dulce y equilibrado.
En el café pueden apreciarse -y celebrarse- una serie de notas, texturas y matices como la cereza, el albaricoque con matices florales y un ligero toque a caramelo con los que estimular todos los sentidos.
Los ocho años de historia de Syra vislumbran así el futuro de la industria cafetera, como un referente ya no sólo en aspectos como la circularidad, sino también en la rentabilidad de las prácticas sostenibles que llevan a cabo con importadores y agricultores que conectan con su responsabilidad ambiental; posicionándola como una de las grandes alternativas nacionales al café tradicional.
