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El hype es muy real en torno a estas botellas de agua reutilizables que reviven, de alguna manera, la era del ‘culto al drop’ en el universo de la moda.
Las botellas de agua reutilizables Stanley Quencher -grandes, en tonos mate o con acabados metalizados y brillantes- han revolucionado internet con una gran base de seguidores en TikTok: una plataforma en la que los creadores de contenido hacen unboxings y reseñas sobre el producto; protagonizando una especie de movimiento eufórico y consumista reflejado a través de vídeos de clientes asaltando estanterías para hacerse con uno de sus vasos.
Este vaso convertido en símbolo de estatus alcanzó su punto álgido el año pasado gracias a Reilly, ex director de marketing de Crocs durante cinco años.
De la misma manera que convirtió Crocs en una marca de moda reputada, su poderosa estrategia de marketing ha elevado asimismo a Stanley al núcleo del sistema, intercambiando las fotos utilitarias de camping por colecciones estetas de tazas de colores pastel y vídeos de eventos de fans en Los Ángeles.
El poder del marketing subliminal
Esta empresa centenaria, fundada en 1913, que empezó con una botella que inventó William Stanley tras fusionar el aislamiento al vacío y la resistencia del acero en una botella portátil, no ha tenido así un impacto viral hasta que no llegó a proyectarse en TikTok.
Una ascensión que llevó a cabo asimismo de manera indirecta con un vídeo de TikTok de una mujer que mostraba un vaso Stanley que aparentemente había sobrevivido al incendio de su coche. Un suceso que prendió internet, incluso antes de que Stanley, a través de Reilly, prometiera sustituir el coche incendiado de la mujer (y enviarle vasos Stanley gratis).
La viralización del consumismo
Esta botella de unos 40 dólares ha ganado entonces popularidad durante los últimos años gracias en parte a la exclusividad que la orbita, y a sus versiones de edición limitada, tal y como ocurrió con la de San Valentín. En este sentido, irrumpieron vídeos online en los que se veía a los clientes abarrotar los expositores de los Stanley rosa chicle y rojo cereza.
Esa obsesión colectiva en torno al producto se reviviría hace dos días con la colaboración de Stanley x Starbucks, y su vaso en rosa brillante por 49,95 dólares que llegó a las estanterías con una avalancha frenética de gente que quería hacerse con él. Ahora ese vaso, como ocurre con la mayoría de sus ediciones limitadas, se revende por más de 200 dólares en plataformas como eBay, Etsy o Mecari.