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El mítico bar Candela abriría sus puertas en 1982 en el barrio de Lavapiés para convertirse en el epicentro madrileño del flamenco que, a lo largo de casi cuarenta años, acogió noches interminables iluminadas por estrellas, maestros, cantaores o tocaores como Paco de Lucía, Camarón, Enrique Morente o Pepe Habichuela.
La magia y el fervor de ese refugio para artistas, intelectuales y aficionados que se apagó con tristeza en 2022 tras su cierre, vuelve a relucir ahora en esta nueva etapa en la que Candela reinventará la tradición para conectarla con las nuevas generaciones. Eso es lo que precisamente están consiguiendo los socios que están detrás de su reapertura: el artista Piro, la dj Amanda Portillo, el hostelero Neus Cerdà, el artista Edu Por las Noches, la chef Ángela Gimeno, el actor Unax Ugalde y el productor Enroque López Lavigne, entre otros. Porque tal y como reza Jacobo Rivero en el libro ‘Candela, Memoria social de un Madrid flamenco’, el cante nace, vive y pervive.
Un tributo colectivo al Candela original
Todos ellos se han unido para resucitar el local y erigirlo como el nuevo referente cultural del flamenco y de otras disciplinas que acabarán resonarando en la historia de la música. Para conseguirlo, decidieron colaborar con el equipo de interioristas y arquitectas Hello Vebena con las que restauraron alguno de los elementos originales del bar, como las icónicas sillas de enea de Miguel y su padre, el suelo de damero en verde y blanco o sus paredes llenas de fotografías antiguas que conforman un retrato generacional de la época.
Esta combinación de tasca madrileña, tablao andaluz y cueva granaína está asimismo decorada con obras de arte, esculturas y claveles que encapsulan su aura romántica y castiza; y acaban de estimular visualmente su diseño que armoniza la tradición y la modernidad. La acústica del local ha sido, de igual forma, mejorada para que la música pueda sonar y sentirse mejor. Para que le llegue más rápido al público.
Dentro de la sala situado a pie de calle, la barra ha sido reinterpretada por la artista Amanda Portillo, quien ha querido ilustrar la historia del Candela uniendo sus azulejos decorativos junto con un zócalo andaluz que incluye detalles como mecheros Zippo que evocan el nombre del bar.
El flamenco en el corazón
Mientras tanto, la cueva se ha mantenido intacta como un lugar sagrado en el que revivir esas noches inolvidables del pasado que ya están teniendo lugar en el bar a través de distintos shows que de alguna manera están resignificando el flamenco en la era actual. Y lo están haciendo con encuentros espontáneos como el que sucedió entre los artistas iberoamericanos como Carlos Canela e Incós; donde músicos como Yamandu Costa, Karaí Guedes y Yerai Cortés conectaron la música brasileña con el flamenco.
Siguiendo esa estela, de martes a jueves -a partir de febrero– se ofrecerán actuaciones íntimas y acústicas con las que se generarán espacios en los que artistas consagrados y emergentes se unan para experimentar de manera libre a través de la improvisación, y vislumbren su amor compartido por el flamenco.
Los martes, en concreto, ‘Café Candela‘ se subirá al escenario del Candela como un evento semanal en el que un artista flamenco invite a otros artistas a tocar o a cantar con él. El primer show de esta nueva serie flamenca tendrá lugar el 21 de enero.
Por las noches, el Candela se transformará en un club, con un nuevo sistema de sonido y una mesa de DJ que permitirá mezclar raíces flamencas con géneros contemporáneos.
Cocina con alma castiza
El que era antiguamente el backstage y el almacén del bar se han convertido ahora en un comedor y en una cocina que, a partir de febrero de 2025, deleitará a los comensales con su propuesta culinaria de esencia castiza y cañí.
La chef ejecutiva, ganadora de Masterchef 2024, Ángela Gimeno, ha sido la encargada de diseñar toda la carta del bar en base al producto nacional y de temporada. Ésta incluirá desde platillos como escabeches caseros hasta conservas, platos de cuchara o guisos reinterpretados como unas albóndigas de vaca vieja madurada o unos garbanzos de manitas y carabinero. Todo ello combinado con un clásico vermut de grifo, un palo cortado, una manzanilla o alguno de sus cócteles de autor inspirados en la historia del Candela, que ya es para siempre.