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Hace tan sólo unos años, en la mayoría de clubs o bares de copas era prácticamente impensable encontrar un cóctel o una bebida sin alcohol. Incluso, en el caso de que lo hubiese, su solicitud parecía concebirse como una especie de ofensa.
Pero todo eso ha cambiado, sobre todo tras la resaca pandémica, que revolucionó la manera de concebir el mundo en general, y del alcohol en particular. Desde ese momento, la industria cambió también su visión, y empezó a lanzar iteraciones sin alcohol de sus bebidas; mientras los camareros se iniciaban paralelamente en la creación de cócteles simulados, experimentando con todas las posibilidades que ofrece ese universo más saludable.
Algunos expertos señalan que ha sido la Generación Z, conocida por dictar todas las tendencias de la era actual, como la impulsora del aumento de las opciones sin alcohol como una respuesta colectiva, sobre todo, a la desestabilización mental que puede provocar la resaca. También debido a la priorización constante de su salud que refleja ese deseo generacional por beber menos.
Un mix de factores
Los factores de esta tendencia en plena ascensión llegan de la creciente preocupación de la sociedad por su salud, de buscar opciones más sanas, llevando a que los mocktails se conviertan en una gran opción a la hora de disfrutar de un cóctel, del espíritu glamuroso que desprende, y de todos sus sabores sin alcohol (y sin calorías).
Y es que, éstos en su mayoría se elaboran con frutas frescas, hierbas o mezcladores ecológicos -sin azúcar- que se disuelven en opciones healthy como spritzes o shrubs.
Otra de las razones detrás de la popularidad de los cócteles simulados es el auge del movimiento de los ‘sobrios curiosos’. Es decir, personas que buscan formas alternativas de socializar a través de tragos sin alcohol.
La poderosa motivación que diluye el arte de la experimentación tiene también mucho que ver en este cambio. Esa reproducción de cócteles lleva a los camareros a explorar nuevos ingredientes, sabores, fórmulas especiales y técnicas con las que crear bebidas sin alcohol pero igual de deliciosas.
Una corriente que suele servirse sobre cristalería o recipientes de diseño con presentaciones atractivas en términos estéticos que continúan elevando la moda de los mocktails, junto a otras variables como el hecho de tratarse de una alternativa más sana, inclusiva y creativa a la mixología tradicional.