El sector de la restauración de marca cerró 2022 en España con más de 700 nuevos locales, lo que supone un incremento del 9% respecto a 2021, tras haber realizado una inversión global superior a los 320 millones de euros, según los datos de una encuesta realizada entre las actuales 45 empresas que forman parte de la asociación empresarial Marcas de Restauración (MdR).
En concreto, el sector ha precisado que a falta de concluir en detalle los datos del censo de número de establecimientos operados por el conjunto de estas cadenas, pero las cifras agregadas arrojan un resultado que evidencia la fuerza en el crecimiento y consolidación del ‘food service’ en España.
De esta forma, algunos marcas como Alsea abrió 50 restaurantes entre Starbucks, Domino’s o VIPS el pasado año, mientras que Food Delivery Brands inauguró en España 19 tiendas de Telepizza, todas ellas franquicias; Avanza Food creció con 12 nuevos locales franquiciados de Carls Jr y Tony Roma’s; KFC cerró el año con 30 nuevas aperturas y Aloha Poke inauguró cinco locales más durante el pasado ejercicio.
EL 97% ASEGURA QUE SEGUIRÁ ABRIENDO NUEVOS LOCALES EN 2023
Tras los datos de 2022, nueve de cada diez cadenas de restauración prevé aumentar su facturación en 2023, aunque a un ritmo más moderado que el actual, el 97% espera seguir realizando aperturas de locales y el 57% incrementará su plantilla a pesar del impacto de la inflación, según las última previsiones del sector.
El presidente de Marcas de Restauración, Carlos Pérez Tenorio, ha señalado que «es evidente que el fuerte potencial de crecimiento actual y futuro que acompaña al sector de la restauración comercial en la transformación de hábitos hacia la comida fuera del hogar». «Está
actuando de contrapeso y estímulo al crecimiento a pesar de todas las circunstancias que llevamos sufriendo y capeando desde el pasado 2020», ha indicado.
Las empresas asociadas de Marcas de la Restauración, entre las que figuran McDonalds, Burger King, Popeye’s, Food Delivery Brands, KFC o Goiko Grill, entre otras, han mostrado su preocupación por la «fuerte y negativa» incidencia sobre la subida generalizada de costes y suministros como los alquileres de los locales comerciales, ligados al incremento sobre un IPC desbocado, el incremento de precios aún no controlados sobre las materias primas y las energías, así como la entrada en vigor de nuevas reglamentaciones administrativas como el nuevo impuesto a los plásticos de un solo uso.
A pesar de todas estas incertidumbres y efectos económicos adversos, las marcas de restauración han reiterado su «fuerte y decidido compromiso» de defensa de su carácter de competitividad y servicio hacia los consumidores a pesar de las tensiones inflacionistas actuales.