Desde ayer, y hasta el próximo domingo, la Ciudad Condal acoge la 60 edición del Salón Náutico Internacional de Barcelona, una cita donde la innovación y el impulso de la economía azul serán los protagonistas. Y lo hace con la «mayor muestra flotante de las últimas ediciones», según ha comunicado la organización. Así las cosas, para aquellos interesados en saber dónde pueden disfrutar allí de un buen banquete (también marinero, claro…), he aquí nuestra particular selección de restaurantes.
Fiskebar (Passeig d’Ítaca, 3)
“Es el Mar desde otra perspectiva. Es el mar del Norte con la luz del Sur”. Con esas magnéticas coordenadas (que nos llaman casi como un canto de sirena) no hemos podido evitar sumergirnos en FiskeBar, la última apertura del Grupo Tragaluz en Barcelona. La inspiración de este restaurante son los puertos urbanos, desde Copenhague hasta Estocolmo. Y pasando por la Ciudad Condal, por supuesto. Desde este puerto de puertos con vistas privilegiadas a los encendidos atardeceres otoñales se puede saborear el mar de formas muy suculentas: “Pasta con mar [como sus originales mezzi paccheri, ragú de rodaballo y espárrago marino], verduras con mar, arroz con mar”.
Amar Barcelona (Gran Via de les Corts Catalanes, 668)
Hace unos meses, el chef sevillano Rafa Zafra desembarcó en el cinco estrellas más antiguo de la Ciudad Condal, el Palace de Barcelona, con un despliegue de producto que rinde homenaje al mar: quien desde lejos viene siguiendo la pista a este cocinero ya conoce que sus bocados fetiche son las ostras y el caviar, y es que en materia prima no escatima. En su carta también fusiona tradición y modernidad, con guiños a la cocina catalana que se traducen en ricos guisitos. Y la técnica también es otro de sus fuertes, pues en la cocina se hace de todo: brasa, cocción, frito, salazón, marinado…con el Mediterráneo siempre de fondo. Aviso a navegantes: en Estimar (Sant Antoni dels Sombrerers, 3), propiedad igualmente de Zafra, también se homenajea al mar.
Adobo (Milanesat, 19)
Artífice de restaurantes de gran solvencia, cada uno en su estilo, como Bar Bas, Casa Paloma, Chez Coco y Marea Alta, el chef madrileño afincado desde hace años en Barcelona, Enrique Valentí, se ha liado la manta a la cabeza y ha abierto su propio local en el hermoso espacio que ocupó el antiguo Acontraluz. En su casa, Valentí ha decidido hacer lo que mejor sabe: una cocina tradicional en todo su esplendor, en la que el producto se trabaja con la técnica más precisa para realzar y potenciar su sabor en lugar de enmascararlo. En este sentido, Valentí habla de “un adobo del siglo XXI”, que se traduce en una carta en la que encontramos desde un rape al adobo gaditano, una tortilla guisada con txangurro o unos callos. La oferta de la terraza (Adobar) es más sencilla e informal pero igualmente interesante: obligatoria su tortilla de patata brava.
Fishology (Diputació, 73)
Una de las aperturas más interesantes que sucedían este año en la Ciudad Condal, con una propuesta que navega por las técnicas ancestrales con la maduración y búsqueda del desperdicio cero por bandera. Al frente se encuentran Ricardo Radice, en cocina, y Giulia Gabriele, en sala, charcuteros del mar que apuestan por las conservas, los salazones, los escabeches, los embutidos y los ahumados. Cuentan con menú degustación, además de carta, para una experiencia más informal: no faltan las ostras y sus distintas elaboraciones, como el icónico fish & chips y otras como el ajoblanco ahumado o el bacalao a la brasa.
Enigma (Sepúlveda, 38)
Este enigma comestible renacido de sus cenizas –tuvo que cerrar en 2020 como consecuencia de la pandemia- nos lleva de vuelta al fascinante reino de Albert Adrià, que ha dado una segunda vida a su emblemático restaurante con una renovada propuesta gastronómica. La diversión y la sorpresa son su incitante bandera, y aunque ya no ofrece menú degustación, la magia sigue formando parte del juego en una carta donde se encuentran el Shinkai -en japonés significa ‘mar profundo’- y el Sua -en Euskera significa ‘fuego’-. El pañuelo de calamar, grasa de jamón y caviar o el wagyu A5 de Miyazaki a la brasa con anchoa del cantábrico y pimientos del padrón con piparra son solo un pellizco del suculento conjuro.
Compartir (València, 225)
El espíritu del Mediterráneo cobra vida en este restaurante del Eixample barcelonés, “interpretado desde una perspectiva más urbana y contemporánea”. La nueva aventura de Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas junto a Nil Dulcet, inspirada en Compartir Cadaqués -que este año celebra su décimo aniversario-, es “una propuesta moderna, de producto y con raíces tradicionales” que desemboca en un prodigioso mar de sabores. Para perderse en sus mareas.
Batea (Gran Via de les Corts Catalanes, 605)
En esta marisquería moderna se arremolinan el atlántico y el mediterráneo, con sus despensas salinas e inagotables. Vieiras, ostras, navajas, cigalitas, gambas rojas… el desfile de provocaciones marinas es una tentación en la que os invitamos a caer. Ojo, que también hay bocados terrenales para el recuerdo, como su tortilla de Betanzos.