Ay, el chocolate. Deben ser pocos aquellos que no suspiren sin querer al pensar en este producto con el que salivamos (casi) todos, tan beneficioso para nuestro estado emocional (que sí, que no es que lo digamos nosotros, es que está demostrado y avalado por cientos de estudios: mejora nuestro humor, nuestra creatividad y hasta tiene propiedades afrodisíacas…) como para nuestra salud (resulta que ayuda a controlar el colesterol y que también regenera nuestra memoria). Y de ahí, quizás, que se haya convertido en el regalo estrella a la hora de decirle a alguien lo mucho que le queremos. Por eso hoy, aprovechando que se celebra el Día del Chocolate, seleccionamos cuatro chocolaterías con las que endulzarse la mañana, la tarde y hasta la noche… porque ya se sabe.
24 Onzas (Madrid)
Bombones, cacao en polvo, tabletas (minis, creativas), capotes (bombones helados), trufas, grageas, huevos de pascua, turrones, orangettes y citronettes… La nómina que maneja Carmen Capote en este establecimiento, proyecto al que lleva dándole forma mucho tiempo, es prácticamente inabarcable. Y la exigencia de su ADN se nota: en el obrador de 24 Onzas elaboran manualmente y a diario todos los productos, adaptando su oferta a las temporadas de invierno y de verano. La calidad de los ingredientes utilizados, así como el mimo por el resultado (porque aquí se calculan los tiempos de forma exhaustiva a lo largo de todo el proceso de elaboración), hacen el resto.
Chocolates Comes (Valencia)
Artesana y chocolatera, la familia que regenta este negocio asegura elaborar desde 1870 (ahí queda eso…) sus entrañables chocolates a la piedra en forma de bollet (barrita cilíndrica de chocolate), gracias a la herencia de sus antepasados. Y también sigue apostando por el chocolate a la piedra con algarroba que tanto éxito obtuvo durante la postguerra, además de ser pionera en el chocolate a la piedra con chufas. Sus tres modalidades de chocolate a la taza (en polvo, molido y en polvo sin azúcar, este último con algarroba y estevia) son sus hits, pero su abanico de productos se completa con chocolates extrafinos (bien puros o con leche, con o sin almendras), frutos secos con chocolate y coberturas. Aviso a navegantes: cuenta hasta con su propio museo del chocolate. Cacao mires donde mires, vaya.
Oriol Balaguer (Madrid y Barcelona)
Oriol Balaguer, el repostero catalán que ha conquistado a España entera con panettones, bombones, palmeras y huevos de Pascua, sigue apostando por el alcance de la excelencia. Y lo hace a través de una gastronomía dulce que combina creatividad, pasión y emoción: él elabora todas y cada una de sus creaciones usando «productos de gran calidad, siempre bajo los parámetros de las mejores materias primas». De ahí que haya recibido múltiples premios (Mejor Panettone Artesano de España 2017, Mejor Croissant Artesano de Mantequilla de España 2014, Mejor Pastelero-Repostero de España 2008…) durante todos estos años, a lo largo de su trayectoria profesional.
Nunos (Madrid)
Igual que su anterior compañero de lista, el maestro pastelero José Fernández cuenta con numerosos premios bajo sus brazos: Mejor Torrija Tradicional de Madrid 2017, Premio Soria Gastronómica 2016… Y aunque su local es, en realidad, una pastelería, uno de sus productos más emblemáticos es el chocolate. El propietario de Nunos se encarga desde hace más de una década de combinar con acierto las tendencias vanguardistas con las tradicionales. ¿El resultado? Una sección de bombonería de lo más apetecible. Ah, y sus sorprendentes ediciones anuales de torrijas y roscones ya son famosas entre madrileños y foráneos.