Click aquí para leer la versión en inglés.
Seguramente al fondo de la despensa alguna vez te has encontrado una miel que lleva guardada algunos años, un arroz que lleva otros tantos y unos frutos secos que ya ni recuerdas desde cuándo no les da la luz del sol. También, posiblemente, al abrir la nevera, te has encontrado unos huevos o una leche que ya no sabes si es sano utilizar… porque sí, de nuevo, no estás seguro de cuánto tiempo llevan ahí.
Aunque sí que hay alimentos con los que es muy recomendable seguir las fechas de caducidad con firmeza, como, por ejemplo, las carnes, mariscos y la comida para bebés (especialmente si no los has congelado correctamente), hay algunos otros en los que te puedes dar la licencia de consumir después de su fecha de caducidad.
Lo cierto es que muchas de las fechas de caducidad son solo aproximados o recomendaciones que el fabricante da para que el consumidor tenga un estimado de hasta cuándo determinado alimento dejará de tener la máxima calidad posible.
Si tienes miel, vinagre y algunos extractos como la vainilla, el jarabe de maíz, azúcar y sal y diferentes especias guardados en la despensa no te preocupes, estos prácticamente no se estropean (o tardan muchísimos años en hacerlo). Eso sí, a pesar de que todavía se puedan consumir, es recomendable no tardar tantos años en utilizarlos ya que pueden perder sus nutrientes. Lo mismo pasa con los aceites, pueden durar muchísimo tiempo si están en una botella o lata cerrada y lejos de los fogones. Pero todo está en el olor. En cuanto veas que un aceite huele a rancio mejor no consumirlo, independientemente de su fecha de caducidad.
El reconocido chef y escritor James Kenji López-Alt, escribió en The New York Times que también las hojuelas de avena cortada duran mucho tiempo en buen estado para consumir (más de un año), pero que la avena pre cocida o instantánea puede durar casi para siempre.
En cuanto a las harinas y granos, el chef López-Alt asegura que “más blanco equivale a más tiempo”, es decir, que las harinas blancas durarán mucho tiempo más que una harina integral, ya que al ser refinados se les eliminan las grasas, mismas que son las primeras que se estropean. Es por esta razón que los frutos secos, a pesar de que pueden durar muchos meses si los guardas en un lugar seco y fresco, sí se pueden estropear pronto si no los conservas debidamente o si no los congelas, ya que contienen muchas grasas. En cuanto a las lentejas, alubias negras o blancas y garbanzos, también pueden durar mucho años, no obstante, entre más pasa el tiempo, se volverán más duras y tardarán más en cocinarse.
En lo que destaca a panes, el chef López-Alt destaca que los de supermercado, que contienen grasas y conservantes pueden durar algunas semanas en la nevera. No obstante, los panes de masa madre se estropean muy pronto. Lo mejor que se puede hacer aquí es cortarlo y congelarlo, así podrás comerlo durante semanas.
Curiosamente, el chef asegura que los huevos pueden durar mucho tiempo en la nevera (siempre que no estén en un ambiente muy húmedo). Lo mejor que se puede hacer para saber si un huevo está caducado es con su olor. Ábrelo y huélelo. Todos conocemos el olor a huevo podrido. Sin embargo, la leche es una bebida que se estropea muy muy pronto una vez ya abierta. En cuanto se abre un envase de leche empieza su descomposición. Esta debemos de tomarla en pocos días, o guardar la leche cerrada en un lugar fresco y seco.
En lo que sí debes de tener mucha confianza es en los enlatados y las conservas. Pueden durar años y años. Pero ojo, siempre durarán más si están en metal que en vidrio y si están en un lugar seco y fresco. El chef recomienda que mientras no haya signos de deterioro, como óxido en el recipiente, manchas o abombamiento, o moho u olores extraños en el interior, siempre se podrán consumir.
Todo lo anterior son recomendaciones y estimaciones y todo dependerá en qué condiciones se conserven. Aunque muchos alimentos se pueden consumir una vez pasada su fecha de caducidad, lo mejor siempre será no dejar pasar tanto tiempo, ya que no hay como comer ingredientes frescos y nutritivos.