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Los clientes y los restaurantes se baten ante los tribunales en estos casos de demanda, relativamente frecuentes en las cadenas de fast food desde el infame pleito de 1993 en el que una mujer demandó a McDonald’s, y ganó 2,86 millones de dólares tras derramar sobre sí misma café caliente casi hirviendo.
Resbalón con jamón
Una mujer demandó a ‘Eataly’, el emporio de comida italiana de Boston, tras supuestamente resbalarse con un trozo de jamón serrano.
Alice Cohen, de 67 años, emprendió acciones legales contra Eataly, culpando de su fractura de tobillo izquierdo a un trozo de prosciutto.
Según los informes, la demanda de Cohen, presentada ante el Tribunal Superior de Suffolk el 11 de agosto, afirmaba que el 7 de octubre, durante una visita, ‘resbaló con una loncha de jamón mientras se dirigía a una zona en la que se ofrecían muestras de comida a los clientes’. El incidente se saldó con lesiones físicas, gastos médicos superiores a 7.500 dólares y ‘pérdida del disfrute de la vida‘, según los documentos judiciales.
Liebeck vs. McDonald’s
Esta demanda quizás sea una de las más memorables de la historia de juicios entre cadenas de fast food y clientes. Un caso revolucionario en el que una mujer decidió demandar a McDonald’s después de derramar su café caliente sobre su propio regazo cuando ya se encontraba en el coche.
Fue ingresada en el hospital durante una semana con quemaduras de tercer grado en los muslos. El caso se llevó ante los tribunales, y Liebeck reclamó 20.000 dólares a McDonald’s para pagar las lesiones, ya que el café de la cadena se mantenía a una temperatura hirviente de al menos 30 grados por encima de la media.
Durante el juicio se reveló que al menos otros 700 clientes de McDonald’s se habían quejado a la empresa de la temperatura del café en la década anterior, alegando haber sufrido quemaduras, y McDonald’s nunca hizo nada al respecto. Al final, el jurado concedió a Liebeck 200.000 dólares en concepto de daños compensatorios y 2,7 millones en concepto de daños punitivos.
Aluvión de mensajes de texto
Jonathan Anozie, residente en Beverly Hills, demandó a la cadena de pizzerías Papa John’s por enviarle demasiados mensajes de texto con ofertas de pizza a través de un sistema de marketing automatizado.
Este caso podría llegar a ser legalmente válido, ya que Anozie envió un mensaje de texto de ‘STOP’ al sistema de mensajes robotizados y los mensajes siguieron llegando, como una práctica que incumple la Ley de Protección del Consumidor Telefónico. El tribunal argumentó que los mensajes causaron a Anozie ‘una gran ansiedad, frustración y molestias’.
Escasez de sándwiches
En 2019, un hombre de Tennessee llamado Craig Barr presentó una demanda contra Popeyes en el tribunal de Sesiones Generales del Condado de Hamilton alegando ‘publicidad falsa, prácticas comerciales engañosas por parte de la entidad al público’.
Barr afirmó asimismo que perdió ‘innumerable tiempo’ conduciendo hacia y desde Popeyes en busca de un elusivo sándwich, tiempo durante el cual se dañaron el neumático y la llanta de su automóvil. Acabó demandando a la cadena por 5.000 dólares, llegando incluso a juicio. Desde ese momento, se desconoce si finalmente obtuvo o no esa cantidad solicitada.
‘Publicidad engañosa’
Bud Light sirve sus anuncios con cerveza helada y chicas en clave sensual, como en muchos otros spots de bebidas alcohólicas de los 90. Pues bien, un hombre de Michigan no recibió el producto tal como se anunciaba, o al menos eso afirmó.
En 1991, Richard Overton demandó a Anheuser-Busch Corporation alegando que la Bud Light que consumía no le transportaba a un paraíso lleno de mujeres hermosas como aconsejaba el anuncio. Dentro de sus reclamaciones, Overton añadió su sufrimiento de angustia emocional, pérdidas financieras y daños mentales. Demandó por 10.000 dólares y se le concedió 0. El caso fue desestimado por los tribunales.
Falta de precios en las bebidas
En 2019, Robert Cameron, de Nueva Jersey, demandó a una franquicia de TGI Fridays por no indicar los precios de las bebidas en su menú, lo que, según él, en 2012 le hizo pedir una cerveza de 5 dólares y un refresco de 3 dólares que eran más caros de lo que esperaba.
Su demanda alegaba que el restaurante ocultó deliberadamente los precios para poder cobrar más, en violación de la ley estatal que obliga a publicar los precios de la mayoría de los bienes de consumo.
En los archivos judiciales, la franquicia alegó que había enumerado los precios de las bebidas en los menús desde agosto de 2017, mientras el abogado de Cameron expresó que no listar los precios fue un ‘esquema cuidadosamente investigado’ con la intención de cobrar más a los clientes.
Demanda a BK por 17 dólares
Tras ser cobrados doblemente por una comida en Burger King, Doug y Patty Wargo, una pareja de Pensilvania, exigieron que les devolvieran el dinero. Aunque el establecimiento accedió, no llegó a hacerlo, por lo que llevaron a Burger King a un tribunal de reclamaciones de menor cuantía.
No tardaron en recibir el reembolso de 17,35 dólares, pero después exigieron a Burger King que se hiciera cargo de las costas judiciales, a lo que el juez acabó accediendo.