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Aunque actualmente el término food truck es un elemento indispensable en el apartado gourmet de cualquier festival, pop up, feria o mercado al aire libre que se precie -haciendo la función de puestos de comida, pero con un aspecto cool-, el origen de estos «camiones de comida» está en las cocinas móviles e itinerantes que han ido sirviendo comida de un sitio para otro a lo largo de la historia. Los food trucks modernos nacieron como tal durante el siglo XX pero, para entender mejor el concepto, hay que remontarse unos cuantos miles de años atrás, concretamente hasta la Antigua Roma. Así que nos ponemos en modo truck para hacer un recorrido por la evolución de estas cocinas sobre ruedas que llegaron para quedarse.
Los carritos romanos, los precursores
Muchas de las cosas que hoy en día consideramos modernas tienen su inspiración en prácticas o costumbres de la prehistoria o la Edad Antigua. En lo que a food trucks se refiere, muchos historiadores consideran que los carritos de comida que poblaban las calles del Imperio Romano son el punto de partida de lo que hoy conocemos como comida callejera móvil.
En la Antigua Roma ya existían los termopolios, que eran pequeños locales donde se vendían diferentes tipos de alimentos listos para comer, lo que hoy diríamos fast food por hacernos una idea. Debido al estilo de vida activo que llevaban en aquella época, estos carritos se popularizaron especialmente entre la clase baja, por sus asequibles precios. De hecho, hace unos años los arqueólogos desenterraron un antiguo carrito romano en Pompeya, donde se vendían comidas como pato, pollo o cerdo.
La práctica de la venta ambulante en mercados y otros eventos continuó a lo largo de la historia con puestos fijos o móviles, tanto de comida como otro tipo de utensilios y productos.
Y llegó el chuckwagon
Otro de los hitos dentro de la evolución de la historia de los food trucks lo encontramos en 1866 y se le atribuye a Charles Goodnight. Este ganadero de Texas decidió adquirir una carreta para transportar el ganado hasta Colorado. Para poder llevar provisiones durante el viaje, Charles customizó el vehículo convirtiéndolo en una especie de cocina móvil que se conoce como chuckwagon.
El diseño se popularizó y muchos vieron un negocio para transportar y vender alimentos perecederos y comida caliente en las zonas de cowboys, que muchas veces eran de difícil acceso. El chuckwagon evolucionó y acabó llegando a las regiones urbanas empleando diferentes vehículos: desde los carros tradicionales hasta viejos tranvías abandonados.
Al empezar el siglo XX, entró en juego otro de los alimentos más populares en la cultura de la cocina móvil: el helado. En la Exposición Universal de San Luis celebrada en 1904, la comida tuvo gran protagonismo con la aparición de innovadores productos. Uno de ellos, el que más furor causó durante la feria, fue el considerado como primer cono de helado. Su auge también coincidió con la instauración de la conocida Ley Seca en Estados Unidos, desde 1920 hasta 1933. En estos años, aumentó un 40% el consumo de helados.
Los carritos de helados empezaron a poblar las calles, convirtiéndose en la mejor alternativa al alcohol. Además, en esa década también se produjo un gran avance en términos de refrigeración, por lo que los emblemáticos carritos de helados fueron dando paso cada vez más a camiones acondicionados para transportar helados en buen estado. Uno de los primeros se le atribuye a Harry Burt, creador de Good Humor, una de las empresas de helados más famosas de Estados Unidos, que actualmente sigue existiendo.
El coche salchicha de Oscar Mayer
Y, aunque los carritos con diferentes alimentos -no sólo helados- ya eran muy populares en las ciudades estadounidenses, no fue hasta la llegada del mítico Wienermobile cuando empezó la era de los food truck modernos.
En 1936, en plena Gran Depresión, a Oscar Mayer se le ocurrió una maniobra magistral de marketing. Construyó un vehículo con la forma de una salchicha que recorría las calles de Estados Unidos para promocionar los productos de la marca y levantar los ánimos de la población vendiendo sus hot dogs. El Wienermobile se convirtió en todo un símbolo y abrió el camino a multitud de vehículos móviles que empezaron a comercializar otro tipo de alimentos, generalmente comida rápida como hamburguesas, donuts o tacos.
A partir de entonces empezó el auge de la street food. Muchos vieron una gran oportunidad de business y crearon auténticos imperios gastronómicos. Un ejemplo fue la visión de negocio que tuvieron Raúl Martínez y su mujer al comprar un viejo camión de helados y convertirlo en el primer taco truck. Fue en verano de 1974. El matrimonió estacionó su furgoneta cerca de un bar de Los Angeles y empezó a vender sus deliciosos tacos a medio dólar. Seis meses más tarde, estaban abriendo su primer local en la ciudad, llamado King Taco, y también amplió su flota de trucks móviles por la ciudad. A día de hoy, es una de las cadenas de tacos más importantes de Estados Unidos, presente en 22 ciudades diferentes.
Este concepto de comida móvil fue asentándose poco a poco, sobre todo en contextos concretos como las universidades, ferias y zonas donde la street food, más asequible que los restaurantes fijos, causaba sensación.
El pelotazo definitivo en plena crisis de 2008
Pero si hay otro momento histórico con el que acabaron de despegar los food trucks e instalarse definitivamente en la cultura street food fue a raíz de la crisis económica de 2008. Fueron varios los factores que impulsaron aquel pelotazo, entre ellos la gran recesión mundial que se estaba viviendo y que afectó duramente a sectores como medianos y grandes restaurantes. El poder adquisitivo de gran parte de la población se vio minado y la gente recurría más a locales baratos, entre los que se incluyen los food trucks ambulantes con alimentos de todo tipo.
Uno de los que dio mayor golpe sobre la mesa fue Roy Choi en 2008 quien, con su camión de Kogí Korean BBQ (una propuesta que fusionaba comida mexicana y coreana), empezó recorriendo las calles de Los Angeles de manera humilde y sin demasiado éxito. Pero supo ver el poder de las redes sociales y las nuevas herramientas de marketing y, después de aparcar en diferentes discotecas hollywoodienses y hacerse viral en Twitter, consiguió un éxito desmesurado reabriendo de nuevo el camino a otros negocios de food truck.
El resto ya es un poco historia. Los vehículos de cocina móviles empezaron a extenderse por todo el mundo, llegando por supuesto también a España y revolucionando la comida callejera. De hecho, muchos grandes chefs también han visto una oportunidad de acercar su alta cocina al gran público, como Dabiz Muñoz y su famosa food truck del GoXO, que suele instalarse periódicamente en diferentes ciudades españolas.