Es de sabiduría popular que las vacas en la India siempre han representado algo más. Esto se debe a que todos los fieles de la religión hindú catalogan al mamífero de animal sagrado, el cual es fuente de vida y de alimento. Pero ahora han dado un paso más: “para proteger y promover un mayor bienestar de los animales, incluidos los avícolas y acuáticos, estos deben ser conferidos con el estado de entidad legal y persona”, señaló el tribunal presidido por los jueces Rajiv Sharma y Lok Pal Singh. El fallo no finaliza ahí, sino que también hace participes a los humanos, indicando que estos serán guardianes de los animales, con el deber de garantizarles bienestar y salud.
Para la elaboración de esta declaración los jueces usaron libros sagrados del hinduismo, y pusieron ahínco en la prohibición del uso de clavos, arneses y otro tipo de equipamiento afilado que pueda dañar al animal.
Pero esta noticia tiene un matiz importante –y desconocido para muchos de nosotros-. En la India hay dos categorías de personas: los seres humanos inteligentes y las personas jurídicas. La primera es el nivel legal más alto y corresponde a los seres humanos mayores de edad, mientras que la segunda es… simplemente, de menos categoría, y en esta incluyen a compañías, fideicomisos, menores y -si el Tribunal Supremo Nacional lo aprueba-, a los animales.