Guías de vinos y expertos en enología hay muchos. Pero pocas publicaciones tienen un prestigio tan descomunal como la norteamericana Wine Spectator, que fue fundada en el ya lejano 1976 por Bob Morrisey y, desde entonces, lleva siendo un referente indiscutible del sector. La revista acapara especialmente las miradas de los aficionados de todo el planeta cada vez que publica su famosa lista anual de los que considera las 100 referencias más sublimes de cada año. ¿Y cuál es el mejor vino del mundo actualmente según ellos? Pues uno de los nuestros: Castillo Ygay Gran Reserva Especial 2010 de la bodega riojana Marqués de Murrieta.
Un vino con historia
El origen de Castillo Ygay hay que buscarlo en 1852, y entonces ni siquiera se llamaba así, sino que hasta 1917 se le conocía como Chateau Ygay, nombre que le dio Luciano Murrieta debido a su formación enológica en Francia. Con esta denominación quería evidenciar que su bodega riojana estaba rodeada de viñedos en propiedad y que el vino se elaboraba con las uvas de aquellas parcelas, lo que denotaba una garantía de máxima calidad.
Hoy, casi 170 años después, Castillo Ygay se sigue produciendo de la misma manera. Se realiza con uvas tempranillo y mazuelo procedentes del pago La Plana, situado en la parte más alta de la Finca Ygay, con las viñas más viejas, las que producen las uvas de mayor calidad. Tras su elaboración, se mima durante casi ocho años en los que evoluciona con una enorme capacidad de envejecimiento.
Esmero y paciencia que dan sus frutos en forma de reconocimientos y galardones, y es que, además de que Castillo Ygay Gran Reserva Especial 2010 es considerado el mejor vino del mundo, en 2015 Marqués de Murrieta fue designada como Mejor Bodega del Mundo en los Premios Best Of. Por tanto, vive uno de los momentos más dulces de su longeva historia. Brindamos por ello.
¿Cómo es el mejor vino del mundo?
La añada de 2010 de Castillo Ygay Gran Reserva Especial presenta un elegante abanico aromático en el que el aporte frutal de la fresa y frambuesa madura se ve ensalzado con aromas de clavo y nuez moscada, hojas de té, cueros finos y grafito. En boca, se trata de un vino profundo, fresco y refinado; con un largo final y taninos aterciopelados. Si hay algo que destaca en este vino es sin duda el impecable equilibrio entre todos y cada uno de sus componentes. “La excelencia de la añada 2010 nos ha concedido un Castillo Ygay que creemos será inolvidable”, asegura la enóloga María Vargas.
Para disfrutarlo al máximo, recomendamos decantarlo 20 minutos antes de su consumo, servir a una temperatura entre 14-16ºC para favorecer la aireación del vino y poder apreciar así al máximo de sus aromas. Y, por supuesto, acompañarlo de bocados que estén a su altura: como, por ejemplo, un tartar de solomillo de Wagyu, confitura de alcaparras y patata suflé; kokotxas de merluza en su pil pil, crujiente de piel de bacalao y pimiento cristal confitado; o queso Moliterno al tartufo (trufa negra) y mermelada ácida de guindas. Maridajes todos ellos insuperables.