Logroño es La Rioja, es naturaleza apabullante, vida de calle y de bar, es historia y tranquilidad. También es vino y bodega, ya que aquí se encuentran las sedes de muchas de las casas vinícolas más importantes del país. Por eso no se nos ocurre idea mejor para este otoño que poner rumbo a la ciudad riojana con la intención de conocerla a fondo a través de las ocho bodegas que componen Bodegas de Logroño. En cada visita se descubre la historia y la cultura del vino de la DOCa Rioja, para componer una imagen diferente de la ciudad, pero al mismo tiempo, con la esencia y particularidades de la ciudad riojana como hilo conductor. Ellas abren sus puertas de par en par y te dan la bienvenida.
Las ocho Bodegas de Logroño para practicar un enoturismo de altura
Arizcuren
Su apellido es ‘bodega urbana’ y lo es porque el propietario, Javier Arizcuren, reconvirtió un espacio en lugar de elaboración y crianza de vinos. Los que aquí se elaboran son a partir de variedades minoritarias de la Denominación de Origen Calificada Rioja con el objetivo de recuperar los valores tradicionales de la Rioja Baja y conservar la memoria y la herencia vitícola de la Sierra de Yerga. Porque como ellos mismos afirman, “los buenos viticultores llevan a la botella los paisajes de su viñedo y hacen soñar con esas tierras”.
¿Cómo conocer todo esto? A través de las diferentes experiencias, como la Urban Cellar que consiste en una visita a los viñedos y a las parcelas centenarias, también a las instalaciones para conocer el proceso de elaboración, crianza, embotellado y etiquetado, y se remata con una cata de cuatro vinos acompañado de un aperitivo con lomo riojano y AOVE de elaboración propia. También se puede optar por la experiencia Alma de Arizcuren, que consiste en una visita a la Sierra de Yerga, a los diferentes viñedos –incluido uno prefiloxérico– para terminar degustando los vinos y un almuerzo informal.
Bodegas Franco-Españolas
En 1890, cuando la filoxera estaba arrasando con los viñedos franceses, muchos bodegueros del país vecino vieron en la Rioja un lugar ideal para reemplazar los viñedos y seguir desarrollando la actividad. En este contexto nació esta bodega, que representa la unión enológica entre Francia y España. Y con la primera vendimia vieron la luz dos vinos icono de la bodega: Diamante y Bordón. A orillas del río Ebro, cuenta con una ubicación privilegiada, ideal para desarrollar actividades culturales y de ocio sobre la cultura de La Rioja.
El Muelle de Carga fue desde 1890 parte fundamental de la historia de Bodegas Franco-Españolas. Antiguamente utilizado como muelle de expedición de mercancías, este espacio ha sido transformado para recuperar su protagonismo como lugar de exposición, venta y degustación de vinos. Este proyecto rinde homenaje tanto a aquellos que soñaron con llevar los vinos de Rioja, como los icónicos Bordón y Diamante, por todo el mundo, como a los que cada año, desde Logroño o desde cualquier rincón del planeta, se acercan a compartir el sueño del proceso vitivinícola.
Bodegas Olarra
Bodegas Olarra nació en 1973 y prácticamente desde su fundación ha sido reconocida como la Gran Catedral del Rioja, diseñada por Juan Antonio Ridruejo como uno de los primeros ejemplos de arquitectura aplicada a una bodega. Un proyecto focalizado en la simple, pero hermosa labor de hacer vino para que lo disfruten las personas. Y precisamente por eso sus productos van variando a lo largo del tiempo para adaptarse al gusto del consumidor, pero sin perder el carácter y la filosofía de sus orígenes.
Durante la visita a Bodegas Olarra se ofrece la posibilidad de conocer las instalaciones y los detalles del proceso de elaboración, así como algunas curiosidades –e incluso algún secreto–. El equipo explica el porqué de su arquitectura y de la mezcla de materiales, y se practica un juego en el que son los colores y el vino los protagonistas. La culminación es degustar algunos de sus vinos más emblemáticos.
Campo Viejo
Está a tan sólo cinco kilómetros del centro de Logroño y es el lugar para conocer el equilibrio perfecto entre enología, arquitectura y sostenibilidad. Y es que sus instalaciones son apabullantes, con más de 45.000 metros cuadrados de construcción subterránea y rodeada por 54 hectáreas de viñedo. Además, Campo Viejo es la vida vibrante y colorida, y por eso sus vinos expresan el color y la vitalidad, son reflejo del origen, la experiencia y la curiosidad que les caracteriza. Casa Pasión o la colaboración con el artista Mister Piro son prueba de ello.
Para descubrirlo en primera persona, nada como viajar hasta este punto de La Rioja y optar por una de las experiencias que ofrecen: pasear por la bodega para descubrir su impresionante proyecto subterráneo, experimentar con los sentidos en su Color Lab o con un taller de aromas, descubrir Rioja a través de una cata de cinco vinos, hacer lo anterior con un picoteo, sacar el lado más creativo pintando una botella, conocer la biodiversidad del viñedo o empezar el domingo desayunando y paseando por Campo Viejo.
Marqués de Murrieta
Es una de las bodegas referente de nuestro país por su historia, innovación y calidad. Y es que llevan desde 1852 buscando la perfección en cada nuevo proyecto en el que se embarcan. Las instalaciones son imponentes, con más de 25.000 metros cuadrados, sumados a los más de 50.000 de los jardines. El objetivo y la misión que les mueve es mantener viva su tradición, creer en ellos, en la calidad que ofrecen y en el trabajo que desarrollan para alcanzar la excelencia.
Y los reconocimientos son la mejor forma de mostrar que van por el camino correcto porque su directora técnica, María Vargas fue elegida la mejor enóloga del mundo en 2023, y su Castillo de Ygay Gran Reserva el mejor vino del mundo por Wine Spectator. Pero no sólo eso, porque Great Wine Capitals Global Network la situó como la mejor bodega del mundo en su Best of 2023.
Aquí las experiencias de enoturismo son llevadas al siguiente nivel por el cuidado de las instalaciones, la puesta en escena y la calidad gastronómica. Así, se puede realizar una visita guiada a la bodega junto al viñedo y al Museo Marqués de Murrieta sin cata o con ella (de tres o seis vinos), completarla con aperitivos gourmet o incluso entregarse a un menú de alta cocina, largo o corto, maridado con varias referencias de la casa.
Marqués de Vargas
Hablar de esta bodega es remontarse cuatro generaciones atrás, hasta 1840, cuando Felipe de la Mata planta las primeras viñas en la Hacienda Pradolagar. El vino que se elabora en Marqués de Vargas refleja las características únicas de cada uno de los terroirs de los que provienen. Siempre bajo la filosofía de los châteaux franceses, con vinos de producción limitada, tipicidad de la región y manteniendo la singularidad e identidad.
Organizan varios formatos de visitas privadas: Grandes Clásicos (Reserva y Gran Reserva) con una cata guiada en el Wine Lounge; al Viñedo Singular, pensada para aquellos a los que les interesa conocer más sobre los vinos de parcela con una cata en la Sala de barricas; Añadas Históricas (2012, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019); o una visita privada premium titulada Inmersión 3 Bodegas para explorar los matices de cada terroir con una cata de la gama completa y un aperitivo gourmet en el Palacete Familiar del Marqués de Vargas.
Ontañón
Este Templo del Vino se encuentra a sólo cinco minutos en coche del centro urbano. Sus fundadores, la familia Pérez Cuevas, crearon una bodega en la que no sólo elaborar y criar su vino, sino también un lugar especial donde, cuidado por el Dios del Vino y los Héroes Mitológicos en forma de enormes esculturas, pinturas y vidrieras, el vino de Ontañón Familia alcance su máxima expresión.
Organizan un Encuentro –muy original– con el Dios del Vino, que permite aprender de manera divertida los rituales de cata en una atmósfera singular definida por el arte y la mitología clásica. También se puede hacer un Viaje Iniciático para poner a prueba los sentidos o conocer el origen de Ontañón en el municipio de Quel.
Viña Ijalba
Es la parada imprescindible para aquellos a los que les interese la sostenibilidad aplicada al viñedo, ya que esta bodega ha sido pionera en la elaboración de vinos ecológicos. Fue Dionisio Ruiz Ijalba quien en 1975 plantó su primer viñedo, y en 1991 construyó su bodega sobre una antigua cantera. Hoy las instalaciones de Viña Ijalba están acogidas por un edificio moderno y vanguardista en el que se priorizan los mejores y más actualizados procesos tecnológicos en la elaboración del vino. Combinan las técnicas tradicionales de Rioja respetando al máximo el compromiso con el medio ambiente.
Aquí se pueden celebrar todo tipo de eventos ya que tiene varios salones y un amplio aparcamiento para visitantes. Además, practica el enoturismo con la visita a la bodega, que incluye un paseo por el jardín de variedades autóctonas con la sierra de Cantabria y de la Demanda como telón de fondo, conocer el viñedo, el proceso de elaboración de los vinos y la sala de barricas, para terminar con una degustación de varias referencias acompañadas de un aperitivo típico riojano.