Para explorar Cataluña no hace falta ningún mapa, basta con recorrer su recetario, que te traslada hasta lugares donde reina la calma y el aislamiento en mitad de la naturaleza, te invita a descubrir la arquitectura moderna, así como los sabores populares o de vanguardia. Sus arroces, asados, embutidos hablan de la historia del territorio y de todas esas personas que han contribuido a su desarrollo y evolución. Degustar un suquet es trasladarse hasta sus playas y mar donde trabajan pescadores dedicados; entregarse a las cazuelas es pisar las huertas levantadas por campesinos inquietos; y un asado trae consigo los frescos aires de montaña envueltos en aromas de setas y trufas. Y es que da igual dónde vayas porque en Cataluña los momentos memorables ocurren siempre alrededor de la mesa, ya sea en una casa como en un restaurante de alta cocina.
Si hace poco te contábamos los tesoros del aceite que esconde Cataluña, hoy te invitamos a recorrer viñedos, a conocer a productores y sus proyectos de vida centrados en recuperar y reivindicar variedades autóctonas, bodegas modernistas y monumentales, y cavas que fueron refugios antiaéreos. Pero también te invitamos a bailar en los festivales de música que se celebran en bodegas, a emocionarte con los recitales de poesía ante prensas del siglo XVI, a mancharte las manos y participar en una vendimia, o a volver a ser niño en la naturaleza recorriendo un viñedo en una yincana infantil. Y todo esto siempre, siempre, con la mejor oferta culinaria de la mano porque, ya sea comiendo, bebiendo o descubriendo, “Cataluña apetece”.
10 razones para visitar Cataluña como destino enogastronómico y saborear la vida
A los catalanes les gusta beber y comer, siempre y sin excusas
Porque Cataluña vive la gastronomía de las fiestas populares, de los mercados campesinos, de las lonjas de pescadores y de las bodegas tranquilas. Se experimenta en la barra de un bar, en las catas entre viñedos, en la tranquilidad de un hotel rural o en los restaurantes de las grandes ciudades.
Gusto con historia
Las raíces de la cocina catalana se adentran en las profundidades de la historia y del tiempo. Griegos y romanos, sarracenos, judíos, la influencia del Mediterráneo, el descubrimiento del nuevo mundo… Por ello en su cocina se encuentran reminiscencias italianas, acentos provenzales, occitanos y franceses, así como aromas de oriente medio que la convierten en ecléctica y diversa. Además, es una cocina que fusiona la vanguardia y la tradición en perfecta armonía. En sus vinos y cavas también encontrarás huellas de su pasado que perviven hoy.
Artesanía ancestral
Campesinos, ganaderos, pescadores, viticultores y pequeños productores han convertido la cultura enogastronómica catalana en una auténtica artesanía. Un legado que preserva la biodiversidad, cuida el paisaje, mantiene vivo el patrimonio agroalimentario, crea riqueza y dinamiza la comunidad local.
Cocineros de puro genio
Un solo nombre lo resume todo: Ferran Adrià. El hombre que revolucionó la gastronomía y que dio forma a la cocina de vanguardia en El Bulli. Talento y espíritu innovador que definen a una generación de cocineros de puro genio que han llevado la cocina catalana a su máxima expresión. En Cataluña se descubren las últimas tendencias gastronómicas al tiempo que se divisa el futuro, ya sea en un restaurante más informal como en uno de alta cocina.
Cocinas para todos los paladares
La palabra que la define es ‘diversidad’, en sus paisajes y en su recetario. La cocina suculenta y consistente de la alta montaña, los arroces marineros, la caza, las setas, los caracoles, el mar y montaña, el pan con tomate, el alioli, la escudella, la pastelería, el chocolate, las propuestas conceptuales, la cocina urbana y desenfadada, las tapas, el aperitivo, el vermú, las cervezas artesanas, los vinos y cavas… Infinita. Y si te apetece una cocina con estrella Michelin, reserva mesa en uno de los 53 restaurantes catalanes que cuentan con este reconocido galardón culinario.
Olvídate de los tópicos
Será la mejor forma de descubrir la identidad gastronómica de Cataluña. Deja a un lado la idea de la paella, las tapas, la sangría y mucha fiesta, y persigue la cocina local, sus productos de Km 0, sus vinos elaborados por pequeños productores locales y su gente para conocer una historia y leyenda que te acompañarán para siempre.
Mucho más que Barcelona
Nadie puede escapar de los encantos de esta ciudad vital, dinamista y tremendamente bella en la que los amantes de la cocina y el vino encuentran el mejor cobijo. Pero también te invitamos a salir del entorno urbano para conocer, a pocos kilómetros de Barcelona, paisajes que conforman un mosaico de cocinas, productos, artesanos y denominaciones de origen realmente inabarcable.
Recorre Cataluña de copa en copa
Tienes hasta 12 D.O. para descubrir. Puedes partir de los vinos jóvenes, frescos y ligeros, y seguir con los espumosos ancestrales, los vinos de guarda y las botellas de mínima intervención; porque de unos a otros hay sólo un salto. Y todo ello entre interesantes actividades enoturísticas: visitas a bodegas familiares y viticultores intrépidos, bodegas de arquitectura majestuosa, masías de impronta medieval, castillos y bodegas modernistas, las Rutas del Vino, los paisajes de viticultura imposible, catas en las que saborear variedades únicas, etc.
El territorio del aceite
Arraigados en Cataluña desde tiempos inmemoriales, los olivos son testigo vivo de su historia y parte de su identidad. Contemplar los olivos milenarios de las Terres de l’Ebre y los centenarios de las Terres de Lleida, saborear el carácter de las variedades locales o explorar su cocina de la mano de jóvenes chefs son sólo algunas de las opciones con las que descubrir la profunda cultura del aceite que guarda Cataluña.
Te lo pasarás bien
Remarcamos y defendemos la diversión, así como la felicidad que nos hacen sentir los buenos momentos en los que degustamos rica comida y bebida, en los que descubrimos, aprendemos y compartimos. La estampa idílica –pero real– puede ser un pescado a la brasa que se disfruta en una cala de la Costa Brava, una leche que se ordeña para elaborar queso, un paseo entre arrozales que culmina con una ruta en golondrina para degustar mejillones y ostras en los viveros cercanos al Delta de l’Ebro, una bodega antigua que te abre sus puertas para degustar el vino directamente de la barrica o unos licores que se elaboran con aromas silvestres. Todo esto, y lo que ni imaginas, en Cataluña es posible.
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