Vino

¿Cómo son los vinos de hielo?

Y por qué existe tan poca cultura en torno a esta tipología de vino.

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Quizás muchos ni siquiera sepan de su existencia, pero los vinos de hielo llevan formando parte de la historia de la enología desde 1794. Un episodio clave en el que se produjo una helada repentina y los agricultores alemanes se apresuraron a salvar las uvas; como un acto accidental que acabaría convirtiéndose en el origen de este vino gélido.

Tras muchos siglos, éste sigue siendo producto de la buena suerte que los viticultores aprovechan para recolectar cuando la temperatura desciende por debajo de los -8ºC; pudiendo ocurrir entre los meses de noviembre y marzo. Cuando las uvas se congelan, su agua interna se solidifica, pero sus azúcares y ácidos permanecen intactos.

Este vino superdulce y concentrado que puede maridarse con todo tipo de platos cuenta, al fin y al cabo, con un proceso de ‘maduración’ llevado a cabo por la madre naturaleza, sin necesidad de ninguna intervención química.

Las principales zonas de producción de esta tipología vinícola se encuentran en Canadá. Sin embargo, Alemania y China, así como el norte de Nueva York, el estado de Washington y Michigan producen vino de hielo de gran calidad elaborados con distintas uvas, como la Vidal Blanc, Riesling, Chenin Blanc o Gewürztraminer.