No hace mucho tiempo, la idea de cultivar carne «real» en un laboratorio y servirla como un reemplazo de la carne de ternera criada en granjas parecía un hecho de ciencia ficción. Ahora, la pregunta no es si la carne cultivada llegará a los estantes de las tiendas, sino cuándo, ¿cuándo llegará?. Siguiendo con la ficción, una nueva investigación de Penn State creó un gran avance al utilizar una de las piezas de tecnología más realistas que se pueda imaginar: los ladrillos Lego.
Para su estudio, publicado recientemente en la revista Food Hydrocolloids, los científicos de alimentos de Penn State y de la Universidad de Alabama utilizaron ladrillitos de Lego para crear una solución potencial que ayudase a mejorar la textura de la carne cultivada. Que, ¿por qué las han utilizado? Cuando las células musculares de los animales se cultivan para crear carne, crecen sin organización, lo que lleva al producto final a parecerse a la carne picada. Para tomar la forma de un corte de carne de filete, estas células necesitan algún tipo de soporte estructural para colocarlas en una alineación específica. Los investigadores querían convertir las fibras de almidón en esa estructura, y al comenzar a construir un dispositivo que lo hiciera pensaron en la posibilidad de recrearlo a partir de piezas de Lego. «La razón por la que elegimos Lego es que vamos a tener agua y etanol allí y no queremos que el dispositivo sea conductor», explicó Gregory Ziegler, profesor y director de estudios de posgrado en el Departamento de Ciencia de los Alimentos en Penn State. «Y el plástico era perfecto».