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Tsuyoshi Ozawa (1965) es el artista conceptual japonés que está detrás de la obra ‘Vegetable Weapon’ en la que las armas adquieren un nuevo significado poético y social. Un concepto que encapsula la identidad creativa del tokiota con la que reimagina la historia japonesa de los años 60 y 80, mientras lanza una crítica a los valores y al consumismo extremo de la sociedad nipona.
Ozawa es además cofundador -junto a Chen Shaoxiong y Gimhongsok- del colectivo de artistas Xijing Men, en el que cada uno de ellos aborda acontecimientos históricos a través de imágenes, instalaciones o performances.

Armas vegetales
Entre sus obras gastronómicas más destacadas se encuentran la serie «Nasubi Gallery», que consiste en microgalerías portátiles hechas con cajas de leche; su «Museum of Soy Sauce Art», en la que reproduce obras maestras del arte japonés histórico utilizando salsa de soja, y, por supuesto, la de «Vegetable Weapon», centrada en retratos fotográficos de mujeres jóvenes que sostienen armas hechas con vegetales.
La serie se inicia en 2001, cuando el artista empieza a viajar por todo el mundo con el objetivo de capturar a mujeres jóvenes con ‘armas’ fabricadas con los ingredientes necesarios para preparar un plato autóctono de olla caliente. De la imagen, se sucede otra secuencia: la del ritual en la que se crea la olla caliente real que se comparte en comunidad.

Sátira visual
Las mujeres que sostienen las armas alzan y conforman una sátira fotográfica que cuestiona nuestra concepción de la guerra, relacionada con la ‘absurdez’ y la violencia. Todo ese marco de horror se sustituye aquí por la belleza y la idea de compartir protagonizada por un elenco femenino que sostiene las ‘armas’ en posición vertical; como si estuvieran a punto de disparar. Entre ellas, destaca una foto en Fukushima justo después del terremoto y el accidente de la central nuclear en marzo de 2011.
La obra ilustra asimismo el poder de la interacción, del diálogo como método para resolver conflictos: una vía de expresión contemporánea con la que aportar nuevos significados a los actos culturales, sociales y políticos. También a su valor representativo.

La esencia real de este proyecto está basada en el acto de compartir una comida. En la revolución a la hora de invertir los papeles o los roles establecidos. Ahora son las mujeres las que sostienen estas parodias de la guerra, como una decisión consciente del fotógrafo para poner de relieve los supuestos de género en los conflictos contemporáneos.

Las fotografías de la colección muestran una variedad de alimentos propios de diferentes culturas o comunidades, a la vez que el espectador enmarca el contexto a raíz de sus títulos: Chapsui/Baguio, Filipinas o Parippu (lentejas al curry) de Sri Lanka/Nueva York.
Las armas vegetales de Ozawa, que se comen y se comparten, sugieren así el poder de la comunicación y la necesidad de ser sensibles a los distintos valores y creencias culturales. Ozawa lanzaría una reflexión al respecto: ‘Las armas existen para matar a la gente. Aunque las ‘armas vegetales’ no pueden matar a nadie… ¿Qué armas elegir?’.