Con la llegada de la estación más cálida del año (parecía que no iba a llegar nunca…), muchos necesitamos una dosis extra de frescor, tanto mental como físico. Las altas temperaturas han llegado para quedarse y como nuestros cuerpos serranos lo saben, ya han empezado a pedir a gritos más líquido para mantenerse adecuadamente hidratados. ¿Una cerveza fresquita es una buena opción? Y tanto… Pero no debemos olvidarnos de que existe otra bebida refrescante que, además de ser una buena alternativa sin alcohol, tiene unos beneficios añadidos que otros tragos azucarados no tienen: la limonada.
El limón es saludable para la indigestión y el estreñimiento, tiene propiedades depurativas, promueve la formación de colágeno (o eso dicen…), y, además, su consumo (y el de todos los cítricos) es beneficioso para reducir el riesgo de ictus o accidentes cardiovasculares. ¿What else? Pues que, para más inri, prepararla está chupado… vamos, que no hace falta ser ningún cerebrito y se necesitan muy pocos ingredientes. ¿Te animas?
Ingredientes
Para 4 personas
- Limones (5)
- Agua (400 ml)
- Azúcar (100 gramos)
- Ralladura de limón (20 gramos)
- Hielo (10)
Lo primero que debemos de tener en cuenta a la hora de preparar nuestra limonada casera es que nunca debemos mezclar directamente el agua y el azúcar con el zumo de los cítricos: el truco está en preparar primero un jarabe con el agua y el azúcar. De este modo, el azúcar quedará perfectamente disuelto y evitaremos que se vaya al fondo.
Para ello, pondremos el agua y el azúcar en un cazo junto con unas cortezas de lima y de limón y llevaremos a ebullición removiendo al mismo tiempo, hasta que el azúcar haya quedado completamente disuelto. A los diez minutos (a fuego muy lento), habremos obtenido un jarabe ligero (unos 450 ml) que prácticamente no habrá espesado. Dejamos que se enfríe y, después, vertemos la mitad en la jarra que vayamos a usar.
Seguidamente, cortamos los limones por la mitad (se pueden añadir también dos limas) y a cada uno de ellos le quitamos una rodaja muy finita, que añadiremos más tarde a la jarra a modo de decoración. Exprimimos el zumo y lo echamos sobre el jarabe de agua y azúcar, agregando a su vez el resto de agua que necesitemos para diluir. Ya solo queda añadir el hielo y meter la jarra cinco minutitos en la nevera… ¡Et voilà! A triunfar.
Algunos toques especiales
Para quienes prefieran apostar por una limonada de sabor más suave, recomendamos cambiar la mitad del zumo de limón por zumo de limas y añadir unas hojas de hierbabuena. El resultado recuerda (pregúntale a tus invitados…) a un mojito sin alcohol.
Y para aquellos que quieran darle un color especial, más concretamente rosa (como aquellas «pink lemonades» que se ven en las pelis americanas), tan solo tienes que añadirle un poco de zumo de fresa o de pomelo rosa, lo que le dará a tu limonada un extra de sabor.