Magnética y vertiginosa, Nueva York nunca duerme; pero siempre hace soñar. Escribía el genial Enric González en Historias de Nueva York que la ciudad “sigue siendo una tormenta de almas, un caudaloso río humano. Para entender ciertas cosas no hacen falta idiomas, ni experiencia, ni memoria. Basta con abrir la ventana y escuchar el rugido de la bestia”. Sí, Nueva York es una bestia preciosa y hambrienta que nos hemos aprendido de memoria a través de cientos de series y películas, pero vivirla siempre será otro verbo. Que inevitablemente nos conducirá a los alrededores del Rockefeller Center.
Porque este inmenso complejo comercial y de negocios, ideado como una ciudad dentro de la ciudad entre la Quinta y la Sexta Avenida de Manhattan, es uno de los lugares más emblemáticos de la Gran Manzana. Rodeado de secretos y curiosidades, alberga la sede y los estudios de la NBC, y es muy conocido por sus exclusivas tiendas, su mítico árbol de Navidad, su pista de patinaje… y también por sus atractivos bares y restaurantes, que lo están posicionando como uno de los epicentros de la gastronomía en Nueva York.
Bocados cosmopolitas
Uno de los últimos restaurantes en incorporarse a la oferta gastronómica del Rockefeller Center (y el que más expectación ha generado) ha sido Le Rock, situado en el 45 Rockefeller Plaza, edificio custodiado por la famosa estatua de bronce del titán griego Atlas sosteniendo el cielo sobre sus hombros. Los chefs Lee Hanson y Riad Nasr -formaron equipo en restaurantes tan icónicos como Pastis o Balthazar y hace unos años abrieron el exitoso Frenchette en Tribeca- están al frente de esta elegante brasserie, con Walker Stern -antiguo propietario de Battersby y Dover en Brooklyn- como chef ejecutivo.
“Tenemos una historia y un vocabulario culinarios comunes”, afirma Nasr. Y continúan escribiéndola en este espacio monumental y sugerente, inspirado en el art decó. En su cuidada propuesta no faltan clásicos de la cocina francesa como las ostras, el mousse de hígado de pollo o los caracoles; pero también destacan platos más originales, como los agnolotti con chantarelas, el pato picante o el solomillo de bisonte.
Mención especial para los postres de Michelle Palazzo y Mariah Neston, entre ellos unos profiteroles espectaculares. También cuentan con una curiosa carta de bebidas, con cócteles con acento francés -es el caso del Bijou Blanc o el Beurre Noisette-, cervezas variadas… e incluso espumosos españoles.
Le Rock es una de las última piezas del ambicioso plan de Tishman Speyer -la empresa propietaria del Rockefeller Center- para remodelar los restaurantes del Rockefeller Center y convertirlo en un importante epicentro gastronómico. Se suma así a Lodi, el café, bar y pastelería del chef uruguayo Ignacio Mattos inspirado en la cultura del aperitivo italiano que abrió en la primavera de 2021, y a otros locales como Alidoro y sus creativos sándwiches, Ace’s Pizza y sus pizzas al estilo siciliano y de Detroit, Black Seed Bagels y sus bagels artesanales, Blue Ribbon Sushi Bar y su cocina japonesa, Pebble Bar y sus torres de marisco o Magnolia Bakery y sus míticos dulces.
Atardeceres líquidos
Pero tal vez el más conocido de la zona sea el legendario Rainbow Room, situado en el piso 65 del 45 Rockefeller Plaza -o 30 Rock, uno de los edificios más altos de la ciudad y sede de los estudios de la NBC-, cuya apasionante historia se remonta a la década de los 30. Personajes tan ilustres como Cole Porter, Frank Sinatra, Bob Dylan, Andy Warhol, Bill Clinton, Elizabeth Taylor, Al Pacino, Barbra Streisand o Madonna (Cosmopolitan en mano) asistieron a sus memorables fiestas, y todavía hoy se puede comer en sus suntuosos salones.
Uno de los secretos más deseados del Rainbow Room es el Bar SixtyFive, reservado (por el momento) para eventos privados. Sus vistas al skyline de Nueva York son una locura, especialmente durante los encendidos atardeceres otoñales, que se pueden acompañar de evocadores cócteles y platos tan sofisticados como un pastel de langosta con trufa negra… o su histórico filet mignon.
Además, esta temporada se incorporarán a la oferta gastronómica del Rockefeller Center las incipientes aperturas de Five Acres, de Greg Baxtrom; Naro, el nuevo coreano del chef Junghyun Park y la gerente Ellia Park (su Atomix atesora dos estrellas Michelin); y Jupiter, el próximo restaurante italiano de Annie Shi, Jess Shadbolt y Clare de Boer.