Durante los últimos años, muchos estudios, la mayoría realizados por Charles Spence de la Universidad de Oxford, hablan sobre cómo el sonido puede afectar al sabor de los alimentos llegando a la conclusión de que a mayor sonido, el sabor de los alimentos se reduce. Hasta ahora sólo se había hablado sobre cómo el nivel de ruido podía afectar a los sabores, pero, ¿y si la música o el ruido en un restaurante también afecta a las comandas ordenadas por los comensales? Un estudio reciente de la Universidad del Sur de Florida ha determinado que el simple hecho de subir o bajar el volumen de la música de ambiente en un restaurante hace que las personas pidan un tipo de comida u otro.
Este estudio, publicado en el Journal of the Academy of Marketing Sciences, es considerado el primero “en comprobar específicamente cómo el volumen de la música hace que los comensales pidan platos más o menos saludables” y afirma que se ha demostrado que el volumen afecta el ritmo cardíaco y la excitación. El efecto calmante de la música suave hace que los comensales sean más conscientes de lo que piden, por lo que la comanda suele ser más saludable. Por otro lado, la música alta aumenta la estimulación y el estrés, lo que conduce a elecciones de alimentos poco saludables como fast food o platos más grasientos.