Estamos acostumbrados a protagonizar un ritmo de vida que no deja tiempo para sentarse a la mesa y disfrutar de la comida, comiendo lento pero con ganas. Todo lo contrario, cuando no nos vemos obligados a echar mano del sándwich de la máquina expendedora (y comerlo delante del ordenador o de camino a algún sitio), nos sentamos a la mesa con el reloj clavado en la nuca. Coteja tu agenda y mira a ver si puedes rascar unos minutos más para comer decentemente, que nosotros te ayudamos a comer más despacio (un bien para tu salud).
No creas que no hay diferencia alguna entre comer deprisa y comer despacio. Saborear la comida y dedicar el tiempo que sea necesario a comer ayuda a hacer mejor la digestión, a saciarte antes y, por tanto, a no tener hambre a la media hora y comenzar a dar rienda suelta al picoteo, y a no sufrir problemas de estómago.
Aquí te dejamos algunos trucos que hemos ratificado que te ayudarán a comer despacio y a saciarte antes.
- Masticar cada bocado un mínimo de trece veces. Esto nos ayudará a llevar la comida prácticamente triturada al estómago y facilitará el proceso de digestión. Además de no sentirnos tan pesados al terminar de comer, ingeriremos menos cantidad de comida, la clave de las dietas.
- Comer delante de la tele, de un libro o trabajando hará que comamos más y más rápido porque lo haremos por inercia, pero ocurrirá todo lo contrario si lo hacemos socializando con los demás. Sentarse a la mesa acompañado y hablar durante el transcurso de la comida ayuda a comer menos y a saciarnos antes.
- Beber agua 20 minutos antes de empezar a comer nos llenará el estómago y comeremos menos cantidad de los platos que nos vayan llegando a la mesa. Terminaremos de saciarnos si al finalizar la comida repetimos el mismo hábito.
- Usar todos los cubiertos que estén en la mesa. Si vamos a comer tortilla, tendremos que usar cuchillo y tenedor para partir, no sólo el tenedor. Al usar ambos cubiertos estaremos dedicando más tiempo a la comer y dejaremos más tiempos entre mordisco y mordisco.