Reportajes

Chorizos a la fuga

Los mismos actores, las mismas fechorías. El Gran Wyoming tiene material de sobra para hacer El Intermedio cada día. Ya lo dijo Fernando Fernán Gómez haciendo lentejas: “En España, los pícaros y los chorizos siempre se han llevado muy bien”. Gensanta, ¡qué país! No le faltaba razón al bueno de Forges. España es en sí una especie de viñeta de un solo acto; cuando las cosas no pueden ser más surrealistas, entonces hay un giro inesperado de los acontecimientos. Los personajes poco o nada han cambiado mientras continúan ensalzando la picaresca en una suerte de juegos del hambre: los que antes eran amigos del alma y se lo llevaban muerto a manos llenas, ahora hacen como que no se conocen. Se lo preguntaba Francisco de Quevedo en Historia de la vida del Buscón: “¿Quién ignora que dos amigos, como sean codiciosos, si están juntos, se han de procurar engañar el uno al otro?”. Queda todo dicho: entre chorizos anda el juego.

Álvaro Pérez ‘El Bigotes’ te dedicó el otro día unas palabras: “Y quiero decir con cariño, con respeto y con mucho humor, que me quería cagar en la puta madre de Wyoming. Estoy harto ya de que me saque en la tele. Pero lo digo con humor”. Tú le contestaste que él no estaba en la cárcel por tus chistes. ¿Te tuviste que morder la lengua para no responderle otra cosa?

No. Uno, cuando está en la cárcel, está bien jodido. Yo podría decir ahora lo que quisiera y salir corriendo, pero no está bien. Entiendo su ira, pero creo que la focaliza mal. Hay gente que le ha llevado ahí pero ahora dicen no conocerle de nada. La misma gente que se ha llevado toda la pasta que él consiguió. Y eso sí que tiene que ser duro. Uno, a veces, cree que es como ellos, pero no se da cuenta de que están en una pecera, que todo es mentira y que a la hora de la verdad le dejan en la estacada. Fíjate en todo lo que ha pasado en Madrid, que es mucho; al final son los catetos los que pagan el pato: Francisco Granados, Ignacio González… Estos no son como Esperanza Aguirre, sino que hace dos días estaban con una gorrilla pegando tiros a las perdices.

Francisco Camps y ‘El Bigotes’ decían quererse mucho, que eran amigos del alma. De hecho, en la boda de Camps, ‘El Bigotes’ dijo en su discurso que éste era un amigo cojonudo que nunca fallaba, cosa que ahora ha cambiado. En política, ¿se tienen amigos o enemigos por conveniencia?

Hombre, en la política no hay amigos. Es evidente. También es un oficio como otro cualquiera, igual que el fútbol: no hay colores. A ti te ficha el equipo rival y sientes los colores mientras juegas en el terreno de juego, pero lo demás no existe. Lo que es un distintivo de la política española –y siempre se desmiente, como hizo José María Aznar, diciendo que la corrupción es un mal endémico y que pasa en todo el mundo- es que nosotros somos la cabeza visible de este asunto. Hace unos días estuvo el señor Rajoy declarando en el Tribunal Supremo y mintió estrepitosamente. ¿Nadie le da importancia a eso? Es un delito penado con cárcel. Y es la segunda vez que lo hace. Declaró como testigo por la financiación ilegal del Partido Popular y dijo que él de las cuentas no tenía ni idea. ¡Y era el jefe de campaña! Al día siguiente le sacamos nosotros en un vídeo explicando las cuentas pormenorizadamente. Esto es un delito castigado con cárcel, pero nadie le va a dar importancia y nadie le va a procesar. Solo en España el presidente de la nación puede mentir delante del Tribunal Supremo con total descaro sin ser ni siquiera noticia.

¿Y por qué no es noticia y no se le mete en la cárcel?

Pues porque yo creo que este es un país que es muy tolerante con el delincuente rico. Es absolutamente intransigente con el compañero y con el que tiene debajo, pero no con el que tiene por encima. Esto sería como en una novela rural del siglo pasado: si en un pueblo, durante la vendimia, alguien deja embarazada a una chica, su padre se presenta con una escopeta de caza y lo mata. Pero si es el señorito, lo respeta y nunca va a intervenir. España es un país un poco desgraciado en eso y nuestra historia siempre acaba mal por cosas así, porque somos muy condescendientes con el latrocinio de los ricos y con la mentira.

Hace un tiempo entrevisté a Jorge Martínez (Ilegales) y me dijo que, hagamos lo que hagamos, siempre estaremos rodeados de hijos de puta. ¿Lo crees así?

Sí, pero también de buena gente. El problema es qué hacer con los hijos de puta. Nosotros ahora estamos en un sistema concreto donde los que mandan han creado una justicia a su medida, entonces los hijos de puta campan por sus respetos. Otro problema que tenemos aquí es que los medios de comunicación trabajan en coro. El máster de Pablo Casado es una noticia a la que se le ha dado muchas vueltas, el trabajo nunca apareció… y lo que le regalaron fue la carrera de Derecho. Se sacó dos años y medio de carrera en un verano en el que no paró de trabajar. Se consultó al rector de esa universidad sobre si esto era posible y dijo que no, pero cambió de opinión y se echó para atrás cuando le comentaron que era sobre Pablo Casado. ¿De quién dependía esa universidad? De la Comunidad de Madrid. Este es un país triste, porque con esos principios y ese arranque no vamos bien. Este señor, Pablo Casado, puede gobernar un país. Solo en España puede ocurrir esto.

Los que nos gobiernan son gestores y ellos se ocupan de que las cuentas salgan bien y las cosas estén claras. Por lo tanto, ¿podemos fiarnos de ellos?

No, porque las cuentas no están claras ni lo van a estar; las cuentas solo las audita un organismo. Yo, por desgracia, trabajo en un programa en el que recibo una sobredosis de información que es un coñazo, porque altera mi existencia. Es mejor tener la información justa. Nosotros llevamos trece años haciendo un programa con los mismos protagonistas cometiendo fechorías sistemáticamente. Podíamos pensar que después de todo lo que ha pasado, del volquete de putas y todo eso, las cosas iban a cambiar, pero es que no pasa nada. Siguen, siguen y siguen…

Y cada vez más.

Es increíble. Después de una entrevista en el programa con Ernesto Ekaizer, que sabe mucho de esto, nos fuimos a cenar y me dijo: “Solo hay uno que va a pagar algo del pato: Rodrigo Rato. Lo tiene muy mal, porque es una concatenación de sucesos muy complicada y con mucho dinero. Y todos los demás se van a ir de rositas”. Con respecto a que los gestores tienen que tener las cuentas claras, hay una cosa que se llama Tribunal de Cuentas que lo audita. Yo antes pensaba que el Tribunal de Cuentas era un tribunal, como la Audiencia Nacional, pero no está formado por magistrados, porque no los hay, no es punible; no castiga ni condena, solo saca veredictos, pero tiene una característica muy curiosa: ahora la están arreglando, pero llevan siete años de retraso y los delitos prescriben a los cinco. Ni siquiera son magistrados y encima los nombran los propios políticos. Es como si yo nombro a mi cuñado para que me audite las cuentas. Ahí hay una exministra de Justicia del gobierno de Aznar (Margarita Mariscal de Gante) que de esto no sabe, un hermano de Aznar (Manuel Aznar)… En fin. Ese es el pelaje del Tribunal de Cuentas.

¡Todo un chiringuito!

Exacto. Además tienen unas prebendas cojonudas, sus despachos… Es un sitio para estar. Y estos son los que tienen que auditar las cuentas de los partidos políticos y de la Administración, pero no lo van a hacer.

Pongamos ahora que un gestor abre una empresa y al cabo de un tiempo las cuentas no están claras (por lo que sea). Como las cosas no van bien, culpa a sus trabajadores de la situación, pero ellos ni siquiera tienen medios para trabajar. La pregunta es: ¿este empresario sería un buen presidente del gobierno en España?

Sí, pero en este caso es al revés. Alguien llega a presidente del gobierno porque no es capaz de hacer eso (ni lo va a hacer). La Administración es un sistema muy extraño donde ese empresario está trabajando para la competencia, en realidad. Es como si el presidente de Mercedes estuviera trabajando para BMW, porque lo único que hace es poner los huevos
en otra cesta para ir a por ellos cuando deje Mercedes. Y esto es lo que está ocurriendo: la Administración, la gente que gestiona, no los funcionarios que están en los ministerios, no trabaja para los ciudadanos, sino para intereses ajenos y luego terminar allí. Es lo que se conoce como puertas giratorias, del mismo modo que lo llaman lobbismo.

Pero esto es un soborno, ¿no?

Sí. Es una alteración de la semántica. El lobbismo no es más que un soborno, siempre se le ha llamado así, pero suena muy mal. Tú vas a votar una cosa y yo quedo contigo. En este país hay políticos y diputados que cobran entre seis mil y doce mil euros por tomar un café en el Hotel Palace, que está enfrente del Congreso de los Diputados. Pero esto está bien, es legal; solo les escuchan sobre temas que se van a votar en el Congreso. Y las puertas giratorias son lo mismo: trabajar para intereses ajenos a los de los ciudadanos mientras estás cobrando por ello para luego recibir un puesto en el Consejo de Administración de esa empresa a la que tú has beneficiado. Después, cuando tienen que ir a declarar delante de un juez, siempre dicen lo mismo: “Yo estaba en el Consejo de Administración pero no tenía ni idea de lo que firmaba ni de qué iba eso porque no estaba cualificado”. Entonces el juez da por buenas esas declaraciones, pero nunca pregunta en base a qué ha cobrado cientos de miles de euros por estar sentado ahí. No estaba cobrando de esa empresa, es que en realidad estaba cobrando un dinero que previamente había depositado. Te voy a poner un ejemplo muy gracioso: el señor Aznar va a dar conferencias en inglés a la Universidad de Georgetown en Washington, pero como no sabe hablar el idioma lo hace en un inglés que no entiende nadie, ni propios ni extraños. Él no quiere traductor, porque él es así de chulo, y habla en términos de primero de Assimil en una universidad. Y cobra mucho dinero por dar esas conferencias. Uno se preguntaría por qué contratan en una universidad el señor Aznar. La respuesta es que llegó el señor Aznar con unos amigos y le dio una donación a esa universidad privada de jesuitas en Estados Unidos cuando él era todavía presidente del gobierno. Si en España tenemos un déficit en nuestra universidad pública, ¿qué coño hacemos dando dinero a una universidad americana que además es privada? Pues simplemente porque ese dinero se depositó en una caja y el señor Aznar lo cobró después dando conferencias. Esto es todo el rato, todo el tiempo. Hablamos de corrupción, pero esto es solo la punta del iceberg, porque donde se roba bien, a gusto y masivamente es desde la legalidad.

¿Nos movemos entre la moralidad y la legalidad? ¿Qué es amoral ahora mismo?

El señor Zaplana, antes de triunfar en la política, cuando aspiraba a la alcaldía de Benidorm, en una conversación telefónica dijo que estaba en política para forrarse. Aquí, con vocación de servicio real, no creo que haya mucha gente. Pero en esto hay grados y hay quien lo lleva en su ADN.

¿Un gobierno es reflejo de sus ciudadanos o de sus empresarios?

De las dos cosas. Los ciudadanos son los que les ponen, pero por una razón extraña, esto no le afecta ni le importa a nadie. Están jugando con la sanidad o con la salud de sus hijos, y no les importa. Es que España es un país muy raro.

¿Tienen los españoles lo que se merecen?

Hombre, esto no se lo merece nadie, pero también trabajan para ganárselo. Es como el que se está metiendo todo el día heroína por la vena y dice que controla. Muchacho, tú controlarás mucho, pero te van a dar por culo pero bien.

¿Qué le haría falta a esta olla de chorizos para completar el guiso?

¿Para completarlo o para mejorarlo? Porque yo diría que un chorro de Fairy antigrasa.

¡Cuidado!, que ahora está considerado como un arma terrorista. El exdelegado del gobierno, Enric Millo, asegura que se vertió detergente en los colegios durante el 1-O para que los agentes cayeran y fueran golpeados.

Mira, yo no soy independentista y esto del independentismo catalán me la trae floja, pero este espectáculo me parece lamentable; nos están vendiendo que allí hubo una revolución, como si aquello hubiera sido la Guerra de los Seis Días. ¡Solo les falta poner imágenes de Libia! Se están inventando una realidad paralela. Hablan de un golpe de Estado en Cataluña. ¿Dónde está? ¿Y dónde están todos esos policías que se habían resbalado con el Fairy? ¿Por qué no los sacaron? ¿Me están diciendo que La Razón y el ABC estaban ocultando esa realidad para proteger a los independentistas? ¿Por qué no sacaron en su día las fotos de los policías hospitalizados que ahora nos están relatando en el juicio? Te puedo asegurar que hemos estado cubriendo día a día toda esta mierda y esto nunca nos lo contaron.

Todo el mundo está enfrentado: independentistas contra patriotas, los que ponen piña en la pizza y los que no, quienes prefieren la tortilla más cuajada contra los que la quieren sin cuajar… Al final, ¿nos quieren así?

Sí. Lo que pasa es que hay niveles de intransigencia. A veces hay que quitar el guisante de la paella y no pasa nada, pero hay gente que se negará a comer si ve un guisante en el plato. El problema de todo esto es que el mundo no es ni de los listos ni de los tontos, sino de los intransigentes. Se hacen siempre con todo. Es triste, sí, pero también es verdad.

También es verdad que eres buen cocinero, como has contado. Hiciste marmitako y pastel de bonito cuando Elena Santonja te invitó a ir a ‘Con las manos en la masa’. No se te veía nada verde.

(Risas) Ahora soy mejor. Me separé, tenía tres hijos y por circunstancias se han ido viniendo conmigo hasta que se quedaron. Entonces yo soy el encargado de hacer las comidas. Y ahí tienes dos posibilidades: o ser un capullo integral o aprovechar el tiempo. Yo siempre he sido muy curioso, así que después de veinte años haciendo comidas y cenas, desde luego he aprendido.

¿Qué has aprendido de Karlos Arguiñano? En homenaje a ti, un día hizo pastel de macarrones.

Arguiñano me cae muy bien. Hace cocina básica, que es lo elemental, como la educación. Se dan los conceptos básicos y cada uno se construye su propia realidad. La cocina española tiene una cosa genial, que es el mercado. Pero esto no es casual, porque en el Mediterráneo no hay bichos venenosos, no hay terremotos, el clima es espectacular… y esto ha propiciado una gastronomía que, probablemente, sea la más rica del mundo. Una vez que dominas el sofrito, eres el puto dueño del mundo.

¿Sigues sin comer entre bebidas, como decía la canción?

No, yo como. Me cuido y soy uno de los que quiere vivir mil años. Sé que no me va a salir bien, pero estoy en ello y voy a hacer todo lo posible. Pero es verdad que hay gente que cree que la comida es una excusa para seguir bebiendo, algo totalmente respetable, porque con lo que disfrutan en la mesa es con el vino. Fernando Savater, en una entrevista que le hice, me dijo que la felicidad se parecía, probablemente, a tener una mente compleja con gustos sencillos.

 

Foto: Jaime Partearroyo.

Estilismo: Dockers.