Carlyle, la firma estadounidense de capital riesgo que posee la mayoría de Codorníu, ha puesto en marcha un proceso para evaluar distintas opciones estratégicas que incluyan, potencialmente, la venta de la histórica bodega catalana. Según han informado fuentes cercanas a la operación, el proceso se encuentra en sus primeras fases y forma parte de la rotación de activos típica de los fondos de inversión. La gestora compró el 50% de la empresa de cava en 2018 por 390 millones de euros.
El interés por revalorizar la marca tiene mucho sentido, si se considera que Codorníu atravesando una etapa histórica, con cifras récord de ventas y beneficios. En 2018, cuando Carlyle adquirió el control, el EBITDA de la compañía rondaba los 26 millones de euros. Hoy, esa cifra se ha duplicado, y se espera que el EBITDA de la firma llegue a los 50 millones de euros en el corto plazo.
Aunque ni Carlyle ni Codorníu hayan emitido aún comentarios oficiales sobre el proceso, las fuentes del sector apuntan que el negocio está en un punto álgido, con perspectivas muy positivas. En su último ejercicio fiscal 2023-2024, la empresa cerró con una facturación de 232 millones de euros y un beneficio récord de 39 millones, lo que marca los mejores resultados de los últimos diez años. Además, estos números suponen un crecimiento del 30% respecto a los niveles precovid, antes de que Carlyle tomara las riendas.
Durante la segunda mitad del año, entre junio y diciembre, Codorníu ha seguido con su trayectoria de crecimiento y se espera que cierre el ejercicio fiscal con una facturación cercana a los 240 millones de euros, además de alcanzar los 50 millones de EBITDA.
El liderazgo de Sergio Fuster en los últimos cinco años ha sido clave para posicionar a la bodega en el mercado de manera competitiva. Fuster, en una entrevista el año pasado en ON Economía, ya había hablado sobre la posible salida de Carlyle del capital de la empresa, reconociendo que el fondo de inversión probablemente completaría su ciclo, aunque sin precipitarse, debido al buen rendimiento obtenido.
Internamente, la empresa ve en este proceso una «oportunidad significativa» para fortalecer aún más su posición en el mercado global y continuar generando valor a largo plazo.