En 1971, Miguel construyó la galería de alimentación del barrio que posteriormente llevaría su nombre: Galería de alimentación San Miguel. Según cuentan los vecinos de la zona, allí hace muchos años se ubicaba una antigua fábrica de vidrio. Entonces, la galería contaba con 42 puestos y por sus pasillos pasaban más de 700.000 personas al año. Aparte de tener puestos de abastos como carnicería, pescadería, frutería y panadería, el establecimiento también contaba con espacios como la mercería, el bar “El Pollo Dorado” (toda una eminencia en el barrio) o incluso una agencia de viajes. Pero, con el paso de los años, esta fue perdiendo fuelle… y, unido a la crisis que azotaba España, se tomó la decisión de cerrar la galería en 2016 forzando a los puestos a reubicarse en otros mercados de la ciudad.
Sin embargo, en 2018, un grupo de jóvenes emprendedores, amantes de la gastronomía y “sedientos” por comenzar nuevos proyectos, decidieron plantar allí su semilla. Y después de meses de mucho esfuerzo comenzaron a brotar esos granos sembrados. El camino no era fácil, pues los operadores tenían que confiar en un equipo joven y en un proyecto que empezaba de la nada sin ningún historial o dato que aportar. Esto sumado a que lo que iba a ser un mercado gastronómico tuvo que adaptarse a las circunstancias de la pandemia provocada por el coronavirus y cambiar su modelo de negocio hacia uno centrado en delivery y take away. ¡Renovarse o morir!
No obstante, el mercado fue adquiriendo solidez y color gracias a la confianza de chefs como Antonio Arrabal (La Jamada, Burgos) y un proyecto innovador de una multinacional para lanzar una marca vegana (Yeggie Mediterranean). Tras ellos, se unieron al proyecto nuevas marcas como Montchis o La Artesana. La Martinuca, otra de las marcas, nació en el mercado con un magnífico proyecto del que este mismo pudo formar parte y acompañar en todo su proceso de iniciación. Y que, gracias a «echarle huevos de verdad», se ha convertido en una de las tortillas más famosas y codiciadas de Madrid.
Fue a finales de 2021 cuando el proyecto alcanzó una dimensión que nadie había esperado: Juancho’s BBQ y Casa Dani, dos de las marcas más reconocidas de Madrid, confiaban en el proyecto del Mercado de San Leopoldo situándolo así dentro del mapa gastronómico de la capital. Esto ayudó a que se unieran chefs de la talla de Roberto Martínez Foronda (Tripea) o Julio Zhang (Soy Kitchen). El equipo del mercado, basándose en su experiencia, ha trabajado de la mano de los chefs para que adapten su oferta gastronómica a la filosofía del mismo: comida callejera de calidad a buen precio.
Pues bien. Ahora que por fin hemos podido volver a nuestra «vida normal», el mercado ha optado por un nuevo concepto en el que predomina el «eat in», además de la comida para llevar o recoger. Dicho con otras palabras: en 2023 se llevará a cabo la inauguración del Mercado de San Leopoldo. Y será en una fecha muy señalada, ya que se cumplirán 50 años desde que Miguel abriese por primera vez las puertas de la galería.
El mercado, que ya ha colgado el cartel de «sold out», contará con catorce puestos, dará especial importancia a la calidad y variedad de sus operadores, presentará un aforo de 500 personas y espera tener una afluencia de más de 400.000 visitantes al año: renace como un nuevo espacio con gran variedad de puestos de comida callejera que juntará a vecinos, foodies, trabajadores y amantes de la gastronomía en general bajo un mismo techo.
Un nuevo lugar donde celebrar cumpleaños, reunirse, organizar los eventos más molones de la capital, disfrutar de una cena en familia, asistir a un concierto o tomar un par de cañas con los compañeros de trabajo, consolidándose así como lo que promete ser, uno de los mercados gastronómicos más potentes de Madrid.
El mercado mantendrá su delivery: el multipedido
Por su parte, la web del mercado, que nació para hacer la vida más fácil a sus clientes, seguirá funcionando para aquellos adictos al mood delivery. Y lo hace claro, a través de su famoso multipedido: ofreciendo al cliente el mayor nivel de personalización posible.
La idea de este concepto estaba muy clara. «¿Cómo podemos conseguir que los clientes reciban un mejor servicio y que a los restaurantes les salga más rentable? No puede ser que haya que hacer dos pedidos individuales porque no se ponen de acuerdo para elegir comida entre 4 personas». Y así nació el multipedido.
Por el lado de los operadores, el multipedido minimiza los costes de envío al dividirse el coste logístico entre varios restaurantes. También se ayuda al medio ambiente, ya que un único repartidor lleva la comida desde los distintos puestos hasta sus casas, evitando que haya varios repartidores yendo desde la misma ubicación hasta el mismo destino, que es lo que pasaba siempre que «unos querían pizza y otros hamburguesa».
Por último, se ofrece al cliente el mayor nivel de personalización posible. Ya no tendrá que elegir un restaurante u otro sino que tendrá la opción de pedir platos individuales de varios. Además, tiene la posibilidad de pedir desde las mesas para evitar colas o programar un pedido desde la oficina para una fecha o una hora concretas. Vaya, que el mercado se adapta al cliente en tan solo un click.