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Madrid Fusión es una oportunidad única para saber que se cuece en el sector gastronómico, enterarte de todas las novedades y crear nuevas conexiones culinarias. En ese sentido, en la llamada Sala de Catas de The Wine Edition, están teniendo lugar catas tan interesantes como la que se produjo durante la primera jornada a cargo del grupo Familia Fernández Rivera, que organizó una cata histórica de uno de sus vinos más especiales, Alejairén, de bodegas El Vínculo.
El Alejairén es el primer vino blanco de Familia Fernández Rivera, que salió al mercado en 2007. De ahí que esta primera cata fuera una oportunidad excepcional para que los amantes del vino y los profesionales gastronómicos descubrieran la riqueza de este vino.
La cata estuvo presentada por Olga Fernández, directora de las Bodegas Familia Fernández Rivera; Lucía Pascual, enóloga y directora técnica de las Bodegas Familia Fernández Rivera; y Rodrigo Pons, enólogo y director técnico de las Bodegas Familia Fernández Rivera.
Durante la degustación, los asistentes pudieron probar en total seis vinos Alejairén y una de las últimas novedades de la bodega: Alejairén Tinaja. El vino Alejairén es un blanco con envejecimiento en barrica, que refleja fielmente esa filosofía tan arraigada de los vinos tintos elaborados en todas las bodegas de Familia Fernández Rivera.
Primero se empezó la cata con el vino más joven: Alejairén Crianza 2022, año extremadamente cálido que dio lugar a un vino duro, pero con mucho cítrico, tal y como recalcaron desde la Familia Fernández Rivera. A continuación se dio un salto hasta el Alejairén Crianza 2020, cuya vendimia fue calificada como muy buena y eso dio lugar a un vino con notas muy interesantes.
En referencia al Alejairén Crianza 2017, fue una añada seca, lo que dio pie a un vino más rústico, con notas de humo que, con el tiempo se pasan a notas más ahumadas con un poco de caramelo. Además, todos los aromas están muy bien armonizados. En el Alejairén Crianza 2013 ya se percibía claramente el paso del tiempo, tanto en nariz como en color, donde había una reducción por oxidación y las frutas se notan más maduras. Aunque mantiene la acidez, el volumen está muy bien integrado, después de haber ampliado el tiempo en barrica hasta los 2 años.
Después se pasó al Alejairén Crianza 2010, donde la nota cítrica no está tan marcada, hay notas de ahumados y también especiados con la barrica. Se pierde un poco esa golosidad, pero el vino va ganando complejidad y seriedad.
Por último, esta histórica cata acabó con la joya de la corona, el Alejairén Crianza 2007. Fue la primera añada que salió al mercado y muy pocas veces se puede degustar un vino blanco con estos años. Llama la atención que todavía mantiene los cítricos. Sin duda, es un vino para degustar y disfrutar tranquilamente.