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Justo antes de que Silvio Berlusconi ingresara el viernes pasado al hospital Raffaele de Milán, donde murió tres días después a los 86 años a causa de una leucemia, pidió pasar por el ‘Maximilian Bistrot’ ubicado en Milano 2, el complejo residencial construido por su empresa constructora en la década de 1970.
En Maximilian, Berlusconi se comió unos helados de agua, en concreto, unos polos de naranja. «Pidió un polo de naranja y se sentó en la mesa de la esquina, justo delante de la caja registradora y de la cristalera», destaca EL PAÍS.
“¿Pero qué estás haciendo?”, le recriminó su pareja Marta Fascina, a lo que él respondió: “Total, es sólo agua”, en declaraciones recogidas por Corriere della Sera.
De aquel acontecimiento hay una fotografía, la última: en donde aparece fatigado, pero sonriendo sentado junto a un niño. “Se lo veía mal, pero aún tenía esa fuerza como para bromear y saludar a todos, incluso a mi hijo de 7 años, hincha del Milan”, declaró Massimiliano Albanse, el dueño del bar.
«Aquí en Maximilian Bistrot nuestro objetivo diario es crear, servir y disfrutar de la buena comida. Nos encanta la comida fresca, sabrosa, de temporada y con sabores atrevidos. Cada mañana, antes de abrir la cocina del Bistrot, llenamos la despensa con ingredientes frescos comprados en el mercado, para servir platos con ingredientes lo más frescos y sabrosos posible», destaca la página web del restaurante.
En el menú de Maximilian se pueden encontrar platillos típicos italianos como ensalada César, espagueti y albóndigas o pizza de champiñones silvestres, una gran variedad de cócteles y postres y helados artesanales.