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Byakuya -o ‘Caballero Blanco’- es, oficialmente, el helado más caro del planeta. Así lo han certificado desde Guinness World Records, anunciando en redes sociales este delicioso récord: “Cuesta más que unas vacaciones”, advierten. Pero quienes lo han probado, afirman que es una experiencia gastronómica gloriosa.
“Dicen que el aroma de la trufa blanca inunda la boca y la nariz, seguido de los sabores complejos y afrutados del Parmigiano Reggiano y las lías del sake”, destacan en su página web.
Los creadores de Byakuya, la marca japonesa de helados Cellato, se propusieron conquistar el título de Guinness World Records elaborando un postre único con ingredientes poco comunes que fusionaran lo mejor de dos mundos: Europa y Japón. Y esa exclusividad se traduce en un precio estratosférico: 873.400 yenes japoneses; o, lo que es lo mismo, 6.211 euros.
Los ingredientes más exclusivos
“Es un helado de la más alta calidad elaborado con abundante trufa blanca de Alba (Italia), con un aroma sensual y único. Un helado rico y suave con dos tipos de queso como base y lías de sake, un ingrediente tradicional japonés. Su dulzura tenue le da un sabor complejo al aroma de las trufas blancas”, explican desde Cellato, quienes encargaron su fascinante creación a Tadayoshi Yamada, jefe de cocina de RiVi, un restaurante de Osaka que fusiona con exquisita delicadeza la gastronomía italiana y la japonesa.
El helado se decora con pan de oro, y se acompaña de dos ‘extras’ muy especiales: aceite de trufa blanca y una cucharilla de metal hecha a mano por los artesanos de Takeuchi en Fushimi (Kioto). “En las cucharas se utilizan las técnicas y materiales utilizados en la construcción de templos y santuarios”, señalan.
A pesar del hito conseguido, en Cellato ya están pensando en su próximo helado de lujo, con champán y caviar como ingredientes estrella.
Si te han entrado unas ganas locas de probar el helado más caro del mundo pero no te alcanza el presupuesto, te dejamos nuestra lista con algunas de las mejores heladerías de Madrid para que te des un festín dulce sin pellizcar el bolsillo.
