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Portugal es uno de esos países que siempre apetece visitar en cualquier época del año y, si hablamos de Cascais, un rincón de belleza única, mucho más. Hemos viajado a esta población costera de la región de Lisboa, conocida mundialmente por sus espectaculares playas, su casco antiguo de calles empedradas, sus opulentas villas y palacetes, su festival de música Jazz de verano y su rica tradición culinaria, para asistir al principal festival gastronómico enfocado a la cultura del fuego en Portugal: Chefs on Fire (Chefs en Llamas). “Las normas obligatorias son dos: los cocineros deben usar llamas para cocinar y deben mostrar al público el proceso de preparación de los platos”, explica el organizador, Gonçalo Castel-Branco.
Este evento, que empezó hace cinco años con sabor local, se ha convertido en un enclave de peregrinaje culinario de alto nivel para foodies, profesionales y curiosos, donde el hilo conductor es el aroma de las brasas y el fuego (todos los platos se cocinan exclusivamente con leña), showcookings, charlas dinamizadoras y música en directo.
Un concepto innovador
Se trata de un festival con un concepto innovador cuyos valores se basan en la calidad, la sostenibilidad y el sabor, y que ha sido distinguido con el Premio Nacional de Turismo Gastronómico del Gobierno portugués y el Evento Gastronómico del Año de Mesa Marcada. En esta edición se ha reunido a 28 de los principales chefs, así como de los emergentes, que trabajan en Portugal (entre ellos, 8 estrellas Michelin) y 4 españoles (1*), que contaron con un palco independiente dentro del recinto. Todos ellos han utilizado sus habilidades e infraestructuras para cocinar platos a fuego lento alrededor de un fogón de 90 m2 desde mediodía hasta la medianoche durante los días 8, 9 y 10 de septiembre en los jardines FIARTIL, y a poca distancia del famoso Casino de Estoril.
Comida, bebida y buena música en directo
Chefs on fire es luz, energía, el renacer de las brasas y las cenizas. Un retorno al origen, a una cocina a fuego, a unos sabores capaces de trasportarte a otro tiempo y a otro lugar. El certamen, que parte de la premisa de la educación sobre el fuego para potenciar el sabor, ha sido visitado por más de 8.000 personas en los tres días en los que se ha podido disfrutar de una experiencia gastronómica única que combina buena comida, bebida y música en directo, todo en un ambiente de convivencia y de marcado carácter familiar, con amplias áreas infantiles a precios populares. Además, se proclama claramente sostenible, apostando por el uso de platos de pulpa de caña, vasos de cristal, cubiertos de madera y servilletas de papel reciclado, cediendo el excedente alimentario a diferentes ONG. Un ADN, el de la sostenibilidad, con el que el evento nació en 2019. Por ello, Chefs on Fire pretende liderar el camino hacia un mercado de festivales más sostenibles, centrado en ocho pilares fundamentales:
- Igualdad, diversidad e inclusión.
- Naturaleza.
- Energía.
- Movilidad.
- Agua y saneamiento.
- Materiales y circularidad.
- Comida y bebida.
- Desperdicio de alimentos.
Lo mejores chefs de la cocina portuguesa
Recordemos que en la parte profesional del evento han participado veintiocho chefs de los más destacados del panorama local (todos seleccionados siguiendo el criterio de la organización) mostraron sus habilidades entre los diferentes escenarios alrededor de una fogata utilizando una infraestructura única para elabor sus creaciones más exclusivas con los mejores productos locales: carnes, pescados, vegetariano y postres. El turno del día 8 lo abrieron cocineros tan relevantes como Alexandre Silva (Loco*/ Fogo); Bruno Caseiro (Cavalariça); Vitor Adao (Plano); Joao Magalhaes (Tricky’s); Tiago Penao (Kappo); Joao Rodrigues (Projecto Matéria); David Jesús (SEIVA); Andreia Moutinho (ACPP); y Rubén Trindade & Francesca Dias (Casa do Gadanha). El día 9 arrancó con Gil Fernández (Fortaleza do Guincho*); André Margalhaes (Taberna Rua das Flores); Hugo Candeilas (Oficio); Marta Figueiredo (Estrela da Bica); Ricardo Ferreira (Elemento); Joao Sá (SÁLA); Tiago Feio (Tia Tia); y Zé Paulo Rocha (Velhvo Eurico). Tras un arranque algo pasado por agua el último día- que no desanimo al púbico a acercarse al recinto-, el tiempo se alió con la feria y la afluencia de asistentes fue notable durante todo el día. En este día cocinaron António Loureiro (A Cozinha*); Carlos Teixeira (Herdade do Esporao*); Marlene Vieira (Marlene); Paulo Alves (Kabuki*); Vasco Coelho Santos (Euskalduna Studio*); Diogo Formiga (Encanto*); y António Galapito (Prado); y Catarina Nascimiento (83 Gastrobar).
Y como punto final a una excelente comida qué mejor que terminar con un buen postre. Cada día había un repostero que endulzaba a los visitantes con sus deliciosas creaciones. Por aquí han pasado reposteros tan conocidos como Andreia Moutinho (ACPP –Asociación de Chefs Profesionales de Portugal); Fábio Quiraz (Belavista Hotel & Spa*); y Natalia Castro (Isco).
España, país invitado
Aunque en ediciones anteriores ya habían participado a título individual algunos chefs no portugueses, este año la organización ha abierto por primera vez la participación a un país extranjero, y ha sido España el primer invitado. Como nos explicó Castel-Branco, “en este 2023 decidimos que era hora de abrir el festival a otros países, y la elección de España era natural. Por cercanía, claro, pero, sobre todo, por la calidad demostrada de su gastronomía, que es tal vez la más rica del mundo”. Precisamente, Madrid recibirá en mayo de 2024 la primera edición internacional de este evento.
Así, la magia de las brasas del ‘Palco Espanha’ fue inaugurado por Begoña Rodrigo, propietaria y chef ejecutiva del restaurante La Salita (*Michelin), que estuvo acompañada de Chabe Soler, cocinera en su restaurante, elaborando paella valenciana a fuego lento, en cuatro enormes paelleras; el día 9 el turno fue para Rafa Zafra (Estimar y Casa Jondal), que deleito a los presentes con un platillo de alubias con atún y panceta ibérica; y el último día el tándem formado por Rafa Panatieri & Jorge Sastre (Brabo y Sartoria Panatieri), sirvió un pan de mollete relleno de jamón braseado, cogollo y mantequilla ahumada. Al alrededor, cada día había cientos de personas haciendo colas para degustar sus platos.
Cuando nos encontramos con ellos nos saludamos con un apretón de manos e intercambiamos algunas opiniones. “Todos nos dicen que les ha gustado la experiencia y que lo han pasado muy bien, por lo que invitan a que se creen lazos de unión ya que tenemos culturas gastronómicas muy parecidas”.