“Le solté al barman mil de propina / Apuré la cerveza de un sorbo / Acertó quien ‘El Templo del Morbo’ / Le puso a este bar”, cantaba Joaquín Sabina en Peor para el sol. Pero nosotros sabemos que al menos una tarde de septiembre cambió su pendenciera catedral del pecado por un restaurante mediterráneo muy singular: Ana la Santa, el primer restaurante abierto por el grupo de restauración En Compañía de Lobos en Madrid (creado por Tomas Tarruella, cofundador del Grupo Tragaluz).
En este sorprendente refugio del Barrio de las Letras, situado dentro del ME Madrid Reina Victoria by Meliá -“un lobby con restaurante o un restaurante con lobby”, como lo definen desde En Compañía de Lobos-, lo inesperado aguarda al otro lado de la mesa…
Como encontrarse a Sabina junto al poeta Benjamín Prado, el músico Leiva o el cineasta Fernando León de Aranoa celebrando el pase de Sintiéndolo Mucho, el documental de Aranoa sobre Sabina que se rodó durante 13 años y que se estrenará en el Festival de San Sebastián.
Refugios cómplices
“Maravilloso relato. Crudo, sin maquillaje, mostrando todas las luces y sombras del flaco. Entrando hasta la cocina en la gloria y en el barro”, cuenta un emocionado Leiva sobre el esperado documental, al que ha puesto banda sonora. Mónica Carrillo inmortalizó en una divertida fotografía la reunión de estos grandes amigos y artistas (y su histórico brindis), con los cuadros inconfundibles de Ana la Santa como testigos.
El ME Madrid Reina Victoria by Meliá, que se ubica en un antiguo palacio del siglo XIX con una espectacular fachada modernista, fue el favorito de los toreros durante un tiempo -según nos cuenta Marta Camps, directora comercial del Grupo Tragaluz-, y por eso la decoración del restaurante hace guiños a este curioso pasado.
“Lo que se ha querido hacer debido a su especial ubicación es una carta con muchos platos españoles y mediterráneos: hay tapas, arroces, pastas, carnes y también verduras, ¡al grupo En compañía de Lobos le gusta añadir variedad de ensaladas!”, apunta Camps. Las croquetas de puerro, nueces y berros; la ensalada de tomates con pil pil de aceitunas y queso manchego; el arroz de butifarra con setas de temporada; o los rigatoni a la napolitana con burrata y albahaca son algunos suculentos ejemplos.
Juego de espacios
Ideado por Tomás Tarruella y Perico Cortés, el restaurante está dividido en cuatro espacios diferentes, pero relacionados entre sí. “El centro del local lo ocupa la barra que recibe al visitante desde la calle; la zona del salón es ideal para leer, tomarse una copa o navegar por Internet; también está el comedor principal, que se ubica en la parte alta; y por último el jardín interior, donde comer en un espacio relajado con vistas a la plaza de Santa Ana”, nos explican desde En Compañía de Lobos.
En Ana la Santa, el restaurante donde comen Leiva y Sabina, el disfrute gastronómico empieza con sus deliciosos desayunos y su brunch de sábados y domingos, y se alarga -solo los fines de semana, eso sí- hasta la madrugada con la música de un DJ armonizada con evocadores cócteles (como el mojito o el pisco sour).
¿Puso una canción de Sabina o Leiva aquella noche? Nunca lo sabremos… pero apostamos a que estos artistas irrepetibles compartieron, como en Diazepam de Leiva, poéticos aullidos nocturnos. Hasta quedarse sin voz.