Desde que Álvaro Castellanos e Iván Morales inauguraran en el año 2009 la primera sede de Arzábal, ubicada en la calle Doctor Castelo 2, el viaje gastronómico que han estado haciendo a lo largo de estos ocho años no ha hecho más que traerles aventuras y mucho éxito. ¿El secreto? “Tener muy claro el concepto, ser original, dotarlo todo de personalidad y ser muy constante y consciente del panorama gastronómico”, explica Iván. Cuentan con tres restaurantes, Arzábal Retiro, Arzábal Museo Reina Sofía y el último en incorporarse, el japonés Kirikata. Pero el que sin duda les dio ese merecido push internacional fue el de la Taberna Arzábal en el Museo Reina Sofía. Una responsabilidad muy grande a la que han sabido adaptarse y con la que han conseguido repercusión tanto cultural como artística. “Hemos tenido que aprender a delegar, a colaborar con una institución como es el museo, que nos aporta muchísimo, a adaptarnos a un público diferente al que teníamos… Está siendo una experiencia muy buena para el crecimiento del grupo”, afirma Álvaro. Aprovechando la gran acogida que está teniendo la gastronomía japonesa en nuestro país, este dúo de amigos, compañeros de batalla y socios, acaba de inaugurar Kirikata, una taberna dedicada a la cocina nipona que ambos han levantado en el mismo local donde comenzó la historia de Arzábal. “Queremos transmitir frescura, gastronomía 100% nipona pero sin ser purista, más informal sin restar la calidad de la materia prima, y donde los cortes tradicionales sean los grandes protagonistas”, concluyen. Curiosos por averiguar con qué nos sorprenderán de cara al 2018, los dos afirman que “el año será de asentar el grupo para hacernos más fuertes desde dentro”. Que así sea.
©Jacobo Medrano