Misterpiro es el nombre artístico de Andrés Sánchez-Ocaña (Plasencia, 1994), un artista visual y urbano que con tan sólo once años sintió la llamada del arte, utilizando las calles de su ciudad natal como lienzo para lo que sería el comienzo de una gran carrera. Tras sus inicios en el mundo del grafiti y el mural, hizo sus maletas para comenzar sus estudios de diseño gráfico en la capital hasta llegar a crear un estilo inconfundible.
Fueron estos años universitarios los que le enseñaron que nunca más volvería a tocar un ordenador para hacer una obra. “Aprendí que para crear necesito tocar la obra, mancharme las manos y subirme a andamios o escaleras, quizás por la influencia de esos años huyo de toda apariencia digital, de tintas planas, líneas rectas o geométricas”.
Su técnica se basa en la improvisación, donde la agresividad del espray y la delicadeza de la acuarela se entremezclan sobre todo tipo de soportes. La fluidez del agua y la volatilidad atmosférica llenan de expresión y luz sus piezas, creando así un universo pictórico propio que oscila entre lo figurativo y la abstracción completa. Y es que quien conoce su obra es incapaz de no reconocerla en cualquier lugar del mundo.
Misterpiro siempre se ha definido como una persona impulsiva que se deja llevar por el azar, escrupuloso del detalle y de la estética, busca con sus obras generar sensaciones más allá de lo visual y es aquí donde toma forma su nuevo proyecto, Looking Taste.
Looking Taste o cómo dimensionar el arte plástico
“La gastronomía y la creación artística están íntimamente ligados”, asegura Misterpiro. Y si a esto le sumas su afán de superación y la pasión innata de crear algo que no existe, nada puede salir mal. Looking Taste nace de la ambición de colaborar con otras artes, de dimensionar el arte plástico más allá del cuadro, del mural; con un único fin, crear la amalgama artística perfecta.
“La idea principal nació hace dos años, sentí que necesitaba colaborar con otros artistas que no fuesen creadores plásticos y poder llevar mi obra más allá del cuadro, darle dimensión de la mano de artistas culinarios”. Además, padece una fijación por las cerámicas y toda clase de vajillas, lo que le ha llevado a que éstas jueguen un papel sustancial dentro de la experiencia para el comensal.
Para esta fase piloto del proyecto, la fusión de amistades lo han hecho todo: un fotógrafo, un director, un productor, dos cocineros y varios actores y actrices fueron los protagonistas de esta primera experiencia sensorial. Pero el extremeño no quiso parar aquí, sino seguir creando y componiendo hasta llegar a esa perfecta amalgama.
Estimulando los cinco sentidos a través de la obra
“Mi objetivo es claro, quiero ofrecer a los comensales una experiencia en la que sus cinco sentidos experimenten una explosión de sensaciones a través de la fusión entre el arte y la gastronomía”, confiesa el artista. Aquí todo está medido al milímetro, el naming no está elegido al azar: “Todos comemos por los ojos y de ahí nace Looking Taste, es una sensación muy similar a cuando ves una obra de arte: primero te la comes con los ojos, la aprecias a través de la mirada, y luego ya comienzas a vivirla, a experimentarla”,porque para él la creación siempre pasa por estimular a los sentidos.
Y no hay duda de que viajaremos a otro mundo paralelo: “Quiero plantear la experiencia como un recorrido expositivo en el que cada plato es una obra de arte en sí misma; con su historia, sus dimensiones, su técnica y, por supuesto, sus ingredientes. La idea es generar una experiencia memorable, en la que los comensales puedan consumir de manera rápida y, a través de las sensaciones y la satisfacción, lleguen a experimentar un imaginario propio”.
Media naranja gastronómica
Acérrimo a la gastronomía, no pone límites a sus compañeros de viaje: “En esta nueva fase del proyecto me veréis con quienes quieran embarcarse en generar esta experiencia 360º de manera conjunta, que beban el mismo espíritu que mi obra y quieran cocrear juntos para trasladar nuestras obras a otra dimensión. Necesito encontrar mi media naranja en la cocina, una persona visceral e impulsiva, que no tenga miedo a elevar su cocina al arte plástico”, remarca el artista, quien gracias a esa búsqueda de libertad y expresión visual constante se ha posicionado como uno de los creadores urbanos más reconocidos del país, siendo elegido por varias marcas internacionales en los últimos años para colaborar con ellas, como Levi’s para su flagship de Madrid o BMW con uno de sus nuevos modelos. Además, en el ámbito gastronómico, el artista ha llenado de color los locales de Neapolitan Authentic Pizza y acaba de realizar su última obra en el nuevo restaurante Flax & Kale Passage en Barcelona, creando una sintonía perfecta de expresión y luz. Y es que, en el arte como en la cocina, todo son equilibrios.
Sin búsqueda no hay artista
Cuando le preguntamos a Misterpiro si ha encontrado su sabor, nos confiesa que siempre está “en la busca de nuevo sabores tanto literal como metafóricamente. En cuanto a una búsqueda de estilos y evolución de mi obra, tanto el artista como la persona siempre van en busca de nuevos sabores. Pienso que cuando se acaba la búsqueda se acaba el artista”. Pero si le preguntamos a Andrés, al chaval de Plasencia que llegó a Madrid para aprender, vemos que eso también sigue en él intrínseco: “Experimentar, equivocarme, buscar cosas nuevas, colaborar con otros artistas de otras artes, salir de la rutina y seguir aprendiendo es lo que me seduce como artista y como persona”.
Cabe resaltar que Looking Taste es el primer proyecto como director artístico de Misterpiro, un proceso creativo en el que dirige visualmente tanto en solidez como en concepto. Misterpiro tiene muy claro lo que quiere hacer y cómo lo quiere hacer, sólo necesita encontrar a los partners perfectos para que Looking Taste se convierta en algo tangible. ¿Te unes?