Este vino es el resultado de lo que sucede cuando mezclas lo mejor de dos mundos con mucho ingenio. Tussío nace de la combinación de las variedades Hondarrabi Zuri (70%) y Albariño (30%). La primera es famosa por protagonizar el Txakoli y la segunda por ser originaria de Galicia, afrutada y muy fresca. La influencia del mar Cantábrico sobre estos viñedos ubicados en la localidad de Ruiloba, al oeste del litorar es lo que hace tan especial este vino.
Ambas uvas tienen la capacidad de adaptarse a la fuerza del viento del norte y a la intensidad de la cercanía del mar. Los viñedos se encuentran a menos de 300 metros del mar. Al romper las olas, el viento trae consigo la sal que, finalmente, se impregna en las cepas. Esta combinación logra un vino con mayor acidez y salinidad. Es aquí donde se nota y se pone en valor la personalidad cántabra.
El matrimonio formado por Gabriel Bueno y Esther Olaizola quisieron replicar el concepto de los vinos atlánticos en Cantabria, donde no existían bodegas donde sus viñedos estuviesen mirando al mar. “Bodegas Miradorio es el proyecto de cinco amantes del vino que quisieron rescatar una tradición perdida en Cantabria desde el siglo XIX”, explica Esther Olaizola. El sueño inició en el 2013 frente al mar en San Sebastían y descorchando una botella de Txakolí.
Es uno de los pocos proyectos vinícolas que se enfrentan a la imponencia de la influencia del mar Cantábrico. El proyecto inició con dos variedades que describen perfectamente el lugar donde todo ocurre, haciendo un viaje desde Galicia hasta el País Vasco. La primera fue la reconocida Albariño, dueña y señora muchos de los vinos gallegos. La segunda fue la más amada por el País Vasco, Hondarribi Zuri, base de los mejores txakolís. Y luego se le sumaron las uvas Godello y Riesling para agregar diferentes perfiles aromáticos a los vinos que producen.
Tussío se presenta como la propuesta más atrevida de esta bodega. Es un vino con mucha personalidad, fresco y aromático. Su color amarillo limón brillante llama mucho la atención de quien lo prueba y en boca no solo deja notar la esencia frutal del albariño, sino que también la acidez controlada de la Hondarribi Zuri. Esta combinación sumada a la salinidad del Cantábrico te hace salivar y deja una sensación de frescura infinita. Para maridar recomendamos: pulpo o mariscos y al ser un vino tan fresco y con acidez puede compensar a las recetas con contenido graso como rebozados o frituras.