El aluvión de modas culinarias que se han acomodado en nuestros bares, restaurantes y redes sociales en los últimos años es infinito. Algunas vienen de años atrás, otras han nacido hace bien poco, pero todas comparten algo: resultan irritantes porque aparecen por aquí y por allí. De hecho, es como una especie de invasión que ocupa todo a nuestro alrededor, intentando desbancar lo que había antes. Eso sin hablar de su degeneración a medida que se hacen más y más instagrameables… Por eso, aprovechando el Día de los Inocentes, pedimos al 2022 que nos libre (o que al menos racionalice su consumo) de todas las fiebres que son una auténtica broma.
Las minihamburguesas
Tras el éxito de las hamburguesas gourmet, el formato pequeño de este mítico plato se ha expandido a la velocidad de la luz: es protagonista indiscutible de picoteos, bodas, bautizos y comuniones. En ocasiones están recocidas, o incluso presentan sospechosos trocitos duros… Por eso nosotros, en este caso, solemos querer dos tazas y no media. Gracias.
El tartar de atún
Mensaje importante para todos los hosteleros españoles: se puede tener un restaurante sin tartar de atún en la carta. No está prohibido, no es el fin del mundo. Ni gastrónomos de pico fino ni clientes de a pie se espantarán. Palabra.
El aguacate
Los foodies instagrameros más cuquis siguen compitiendo a diario por obtener la mejor instantánea con aguacate de por medio… y es algo que empieza a ser preocupante. La fiebre por el alimento, que acapara ya incontables recetas (en tostadas, al horno, a la brasa, en guacamole, en batidos verdes) pasa de castaño a oscuro. Tranquilidad, por favor.
Los baos
Todos (o casi todos, por aquello del beneficio de la duda…) los bares y restaurantes se han rendido a la moda y sirven hasta los callos y la oreja dentro de baos. Es más, ya es hasta raro encontrar alguno que continúe poniendo los calamares en pan normal… De ahí que queramos ponerle freno al auge de los bollitos chinos blandos y dulzones.
Los germinados
Los brotecitos por encima, siempre que casen con el resto de ingredientes, están bien. Ahora, si cada vez que te sirven un plato incluyen este alimento porque sí, sin ton ni son y sin que venga a cuento, no. Porque eso significa que gana la estética sobre el contenido.