La comida está íntimamente relacionada con un excelente proceso de fabricación de relojes. O, si no, que se lo digan a ella, a Blanca Panzano, quien desde su puesto de directora general en España sabe bien lo mucho que vale el tiempo en TAG Heuer, una de las grandes firmas de relojería de lujo del mundo. “La paciencia es fundamental para hacer relojes, al igual que en la comida. Tengo superado el día a día pero la cocina se me resiste, por eso me siento a degustarla”, dice. Buen ambiente y una materia prima de calidad son sus ingredientes básicos para esos momentos, por eso se escapa siempre que puede a Punk Bach, una céntrica brasserie en Madrid donde dar con los mismos valores de TAG Heuer, pero en versión degustación: ese toque punk, canalla y desenfadado de la deportividad que caracteriza a la casa relojera perfectamente maridado con el lado Bach, delicado, que estos relojes desvelan en su mecanismo y diseño.
Aunque se reconoce experta catadora de croquetas, no duda en identificar un TAG Heuer modelo Monaco, por ejemplo, con la cocina de Ferran Adrià, el chef que mejor puede escenificar el proceso de montaje de este cronógrafo: una revolucionaria versión de un ejemplar tan tradicional como el Monaco, tan similar a la esperada deconstrucción de un plato mítico por este genio de los fogones. “La tradición de una firma de relojes que lleva marcando las horas desde 1860 radica en la innovación de diseño, fabricación y exposición al público, y es esta innovación el principal valor que despliega la firma de relojes suizos TAG Heuer en cada una de sus colecciones”, recalca. De ahí que nos confiese que un reloj necesita del estudio interminable de años, como una receta, sintonizado con la rapidez de llevar ese desarrollo al mercado, como la inmediatez dentro de una cocina. La mesa exige sus comandas lo antes posible, como el deseo de estrenar un reloj, pero nada sería posible sin clases magistrales en talleres y cocinas. “La tradición es innovar. Un reloj no puede quedarse anclado en el tiempo, requiere la misma innovación que las recetas adaptándose a los nuevos paladares”.
Ahora que sabemos que no hay manecilla que se le resista, a pesar del respeto que le dio enfrentarse a la velocidad del tiempo cuando aceptó su actual cargo, y que prefiere catar a cocinar, nos confiesa que puede prepararnos algunas tapas. Como hacemos nosotros cada mes. Y nos reímos.