Aunque buena parte de nuestra memoria gastronómica asiática haya pasado por los tropecientos mil chinos que hay en España, de vez en cuando surgen gratas sorpresas que atenúan ese espeso aroma a glutamato. La apertura el pasado mes de agosto de China Crown es una de esas maravillosas excepciones que pretenden poner la comida china a la altura de los grandes templos culinarios.
Bajo la batuta certera de María Li Bao y su hermano Felipe Bao a los fogones, esta familia, que lleva más de 20 años dando de comer en sus espacios de Madrid y Barcelona, por fin ha visto hecho realidad su sueño de poner en marcha un elegante restaurante de cocina imperial china.
Lo que no puedes dejar de probar
En su generosa carta conviven algunas propuestas clásicas, rescatadas de recetarios tradicionales, con otras para paladares atrevidos, como el Enlace Imperial, un plato de casquería –con lengua, callos y corazón aderezado con una salsa de pimienta Shichuan– o la ensalada de medusa. Pero no hace falta jugársela en el primer bocado. Es mejor dejarse aconsejar por el equipo de sala y comenzar tal vez por el escabeche picante de pollo de corral estilo Chong Qing o sus dados de tofu crujiente.
En la comanda no debe faltar el pato estilo Pekín, que por sí solo ya merece la visita al espacio. Este emblemático plato para el que emplean una especie holandesa que entregan numerado (nos comimos el 146) se presenta frente al comensal con todo el ritual de despiece que después se acompaña de crepes, pepino, puerro y salsa hoisin, además del toque dulce de membrillo de goji chino.
El restaurante también ofrece el menú Ruta de la Seda (45 euros) compuesto de ocho platos, como un recorrido gastronómico muy redondo, y una carta líquida con referencias muy interesantes. Entre los postres, ineludible esa suavidad de su torrija cantonesa a las cinco especias. Se derrite en la boca.