Fue poco antes de que se decretara el estado de alarma cuando se finalizó el rodaje de Nieva en Benidorm, la última película de Isabel Coixet (Barcelona, 1960), que verá la luz en la gran pantalla el 13 de noviembre. La cineasta barcelonesa nos tiene cautivados, no sólo por su talento artístico, que le ha llevado a ganar este año el Premio Nacional de Cinematografía, sino por su amor por la gastronomía. Al igual que en su serie Foodie Love, en su nuevo filme nos presenta una historia de amor atípica, en la que descubrimos que la vida, la verdadera vida, puede empezar en cualquier momento, incluso cuando creíamos que ya no era posible.
Has dicho que ‘Nieva en Benidorm’ es una película sobre las segundas oportunidades, cuando ni siquiera has tenido la primera. ¿Surge de recordarnos que nunca es tarde para empezar a disfrutar? ¿Tendemos a perder la esperanza antes de tiempo?
Sí, yo creo que muchas veces nos parece que la vida está acabada incluso a edades tempranas, y de repente no. Incluso a edades avanzadas creo que siempre hay algo, ¿no? Algo que te llama la curiosidad, que te despierta, por lo que te puedes apasionar… Lo creo de verdad además. Hay que estar abierto. Abierto a la vida, a que te pasen cosas. Si estás cerrado no te sucederá nada, pero tampoco nada bueno.
¿Cuál ha sido el mayor reto con el que te has encontrado durante el rodaje?
Cómo convertir a Benidorm en un personaje más de la película, y crear un Benidorm un poco inventado, pero que fuera atractivo. Jugando con que, si una mañana hacía niebla, aceptábamos la niebla. Pero vamos, que en realidad fue un rodaje bastante fluido, bastante fácil… Un día, preparando la película, nevó a 10 kilómetros de Benidorm, osea que no iba tan desencaminada…
¿Cómo ha sido cocinar los personajes del filme?
Quería que ella fuera una mujer de 50 años, que ha vivido mucho, y que él fuera un hombre que apenas ha vivido. Que la conexión de estos dos planetas fuera el hilo conductor de la película, aparte de la estructura de falso thriller que tiene.
La película nos hace reír, como una comedia; nos intriga, como un ‘thriller’ y, a la vez, es una historia de amor. ¿Con qué género identificas más la película?
Para mí la definición de este filme no entra en ningún género. Es una película que habla de la belleza de las cosas oxidadas, que es algo que ella (Alex) dice en un momento dado. No es quizá lo que yo más había pensado, pero ahora viéndola sí que me doy cuenta que va sobre eso.
En ‘Nieva en Benidorm’ escuchamos a Mina, Baccara, Clara Montes… ¿Cómo escoges la música de tus películas?
Voy probando cosas hasta que doy con algo que encaja, la verdad. Siempre estoy escuchando música y me encanta hacerlo. Es de las cosas que más me gustan y disfruto mucho haciéndolo.
Vemos que, dada la situación, algunas productoras están optando por estrenar los contenidos directamente en plataformas digitales como Netflix o HBO en lugar de en los cines. ¿Crees que es una tendencia que ha llegado para quedarse?
No lo sé… en nuestro caso, evidentemente, la película se va a estrenar en cines. Yo creo que es una película muy de estar atento a los detalles, de disfrutar de la fotografía en pantalla grande. Entiendo que muchas películas vayan a ir directamente a estas plataformas, pero desde luego no es la intención de ésta.
Diriges, escribes e incluso operas la cámara. Has demostrado tener un talento brillante tanto en el mundo de la publicidad como en el cine, tu verdadera pasión. ¿No hay nada que se te ponga por delante?
Pues hay algo que se me resiste… que las croquetas no se me deshagan al freír [risas]. Tengo que decirte que eso es algo que tengo pendiente. La masa me sale buena, pero a la hora de freír he probado todos los grados de aceite y nada.
Hace poco manifestabas en tu cuenta de Instagram cierto escepticismo ante las medidas tomadas en Barcelona sobre el cierre de bares y restaurantes. Desde tu punto de vista, ¿hacia dónde deberían ir enfocadas esas medidas?
Sinceramente, creo que los bares y los restaurantes han sido la cabeza de turco de otras medidas que pienso que se deberían tomar. De entrada, me parece que necesitamos un pacto de Estado donde se den debidamente todas las informaciones sobre el virus, los rastreadores, el estado de las personas que están entrando en las UCI… es algo que yo echo en falta. Entiendo que la primera oleada fuera el caos y que nadie supiera nada, pero a estas alturas las autoridades sanitarias deberían haber aprendido un poco más sobre qué se debe hacer.
Me parece que antes de cerrar los bares y los restaurantes hay muchas otras cosas que no se han hecho. Intento encontrar información sobre los famosos rastreadores o sobre cómo están haciendo los test y no la encuentro. Entonces lo más fácil es, ya puestos, cerrar lugares donde el contacto es mucho mayor, como es el metro. Entiendo que el sector esté completamente enfadado. Pero es que además hay otra cosa, las consecuencias de esta restricción… porque todo lo que te hace salir un poco de la cotidianidad es necesario para la salud mental, ya no hablo de la salud gastronómica [risas]. Los bares y restaurantes a los que yo voy han seguido escrupulosamente las normas, el aforo ha sido la mitad, han respetado la distancia… Han hecho un gran esfuerzo, y que ahora se les cierre me parece absolutamente injusto.
¿Cómo afrontas los nuevos proyectos en este estado de ‘nueva normalidad’?
Con perplejidad, consciente de que tendremos que rodar de otra manera. De hecho, esta película la empezamos a posproducir en una especie de cabinas de metacrilato. Yo cuando las vi, pensé: ¡Dios mío! ¡Esto qué es! [risas]. Pero bueno, si hay que hacerlo así, se hace y ya está. Sobre todo intento no pensarlo mucho.
¿La mejor sorpresa gastronómica durante tu estancia en Benidorm?
Te voy a decir tres lugares. El restaurante Mal Pas, donde hay una señora extraordinaria que hace unos arroces buenísimos, pero de repente también tiene unas alcachofas a la judía estupendas. Tiene una gran mano para los guisos alicantinos. Luego, un lugar que se llama La Despensa, con vinos súper escogidos y tapas increíbles. Su dueño sabe muchísimo de maridaje, dirige catas de vinos y es un gran experto. Y por último, los arroces de un lugar que se llama justamente como el protagonista de Nieva en Benidorm: Casa Peter.