Hay cosas en la vida que no se volverán a repetir, por mucho que nos gustara que así fuera… Y este este vino Viña Dulce Nombre es una de ellas. Nacido en Jerez de la Frontera, amplía la categoría de ‘Vinos Finitos’ de González Byass y procede de las últimas uvas de Palomino Fino, una variedad muy común en Jerez hasta los años ochenta, que se vinificaron en dulce en los lagares de Viña Canariera, en el corazón del Pago de Carrascal, recuperados para la vinificación de la Pedro Ximénez. Ahora, la bodega jerezana presenta este vino que ha permanecido en crianza estática desde 1986 y que, por su escasez, será imposible replicar en el futuro.
Singularidad, expresión del terroir, finura y elegancia definen la esencia de Viña Dulce Nombre, que transmite la historia de Jerez, ya que innova con el pasado rescatando antiguas elaboraciones para ofrecer al mundo un vino único, fuera de la categorización habitual y que había permanecido oculto en la bodega desde hace más de treinta años. El resultado es puro elixir: presenta un color ébano con ciertos toques cobrizos; en nariz es goloso y rico, con matices de higos, melaza y toques de maderas nobles, junto a especias de ultramar. Contundente y ligero a la vez, destaca su elegante dulzor. Una de esas auténticas delicias que llega a nuestra copa una vez en la vida.