El tiempo libre que, gracias al universo, nos regala el verano hace que queremos invitar a nuestros amigos o familiares a casa, ofrecerles una copa de vino refrescante y, como no, ofrecerles un picoteo que encante a todos y que les deje con esa sensación de «¡Qué bien me lo he pasado y qué bien he comido!».
Como amantes del queso, en nuestra mesa nunca puede faltar este producto que, además, siempre será una delicia para los grandes amantes de este lácteo. Por otro lado, es perfecto para hacer una comida en grupo porque es fácil de comer y, ¡qué leches (nunca mejor dicho)!, porque nos encanta.
Pues a partir de reunir a todos esos grandes anfitriones que les apasiona el queso, Flor de Esgueva creó la primera edición de su Escuela de Anfitriones, un lugar donde dar el reconocimiento que merecen a todos esos anfitriones que se esfuerzan cada día por reunir a los suyos alrededor de la mesa y que cuidan cada detalle para que cada cita se convierta en un momento inolvidable para todos.
Claro que el queso fue el protagonista y, para ello, cuánto más sepamos sobre este alimento, más cultura quesera y mejor serán nuestras próximas reuniones. Por ello, Flor de Esgueva organizó una experiencia 360 grados con la marca dividida en cuatro fases. La elaboración, aceitado, cepillado y volteado de sus quesos, de la mano de la maestra quesera; una cata de cada uno de ellos, conducida por Adrián Martín, su afinador; la decoración y puesta en escena de una buena tabla de quesos (fundamental para estas citas), a través de un taller impartido por las estilistas culinarias Laura Ponts y Federica Barbaranelli; y la degustación de la misma, además de una serie de platos elaborados con Flor de Esgueva.
A partir de ahí, el resto queda en manos de los futuros anfitriones que deleitarán a todos sus invitados con unas mesas llenas de quesos pero, en esta ocasión, compartirán todo el conocimiento y el savoir-faire de este producto tan querido.