Reportajes

La verdadera historia de los chiringuitos

Toda la vida saciando tus necesidades playeras, siempre disponible y con
ambiente, y hoy, de repente, te preguntas ¿de dónde viene la palabra chiringuito?

No hay muchas personas que conozcan su origen, pero todo comenzó en el siglo
XIX en Cuba. Los trabajadores de las plantaciones de caña azúcar, por el esfuerzo de su labor y por necesidad, debido al sol y a la humedad, solían hacer un descanso entre horas
–vamos el recreo de toda la vida y la media mañana-. Es entonces cuando se tomaban un respiro acompañado de café. Para elaborarlo cogían una media, la llenaban de café y le echaban agua. La media era, para ellos y para el lugar y el momento, el colador perfecto, y al chorro que desprendía de ella al colarlo, es decir, el café listo, lo llamaron chiringo.

Los apetecibles descansos y las duras jornadas hicieron que los trabajadores
crearan, junto a las plantaciones, unos quioscos de caña y hojas para resguardarse
y acomodarse durante su tiempo de relajación y de café. Así que los cubanos
acortaron tanta palabrería con un “vamos al chiringuito”.

En España se utilizó por primera vez en Sitges (Barcelona), en el año 1913, para
darle nombre a un bar de la playa, en el que su creador pasaba largas jornadas.

Hoy, tanto los cubanos, como todos los hispanohablantes, usamos la palabra para
referirnos a ese local playero. Tal y como decía Georgie Dann: “el chiringuito, el
chiringuito, yo tengo un chiringuito a orilla de la playa, lo tengo muy bonito, y
espero que tu vayas”. Así, ¿cómo no se van a llenar?