Seguro que te has preguntado alguna vez cómo se obtienen las pipas peladas. Hay leyendas que hablan de algún truco mágico por el cual, con tan solo un golpe, la cáscara se cae sola; otros creen que hay un clan secreto de ancianitos que se pasa horas rompiéndolas con los dientes, mientras tiran a un cubo las cáscaras. Lamentándolo mucho –porque daría contenido para toda una trilogía- ambas son falsas.
Como es evidente, existe un proceso, pero este es mucho más sencillo e infinitamente más higiénico. El primer paso que se sigue es tostar las pipas, esto provocará que la cáscara se seque y, por lo tanto, que se empiece a quebrar.
A continuación, se introducen en una máquina centrifugadora, en la cual se consigue aumentar la presión del aire, para que las pipas giren bruscamente y la cáscara se destruya. Una vez finalizado este paso, se pasa el contenido de esta máquina por varios tamices para separarlas definitivamente.
Finalmente solo quedaría envasarlas en bolsas, recipientes, latas o cualquier otro tipo de recipiente.
Definitivamente, pensar que existía un clan de ancianos ‘pela-pipas’ era mucho más misterioso y le daba más caché a este fruto seco. Aún así, y sin ninguna duda, nos relaja –y mucho- que el proceso sea menos… salival.