Señores y señoras, es momento de coger la maleta y meter solo lo justo y necesario para pasar un fin de semana comiendo por todo Málaga. Preparos las melenas para la humedad y los pantalones cortos para el calor porque para poder saborear todo lo que la ciudad pone a nuestra disposición hay que ir cómodo y no oponerse a andar de arriba para abajo para encontrarlas. Málaga no puede pasar desapercibida tanto por su oferta cultural (que sorprende y se sale de los esquemas) ni por su oferta culinaria que es sin duda bastante sorprendente para todos aquellos que nunca han puesto pie en la ciudad.
La primera parada se la otorgamos a KGB, lo nuevo del estrella Michelin Kisko García. El “espionaje gastronómico” se localiza justo donde una vez lo hizo Manzanilla de Dani García y supera cualquiera de las expectativas puestas en él. Un enorme barra muy al estilo 50’s y dos mesas (disponibles solo bajo previa reserva) dan paso a un rollito filipino de langostinos y una helada caña de cerveza Victoria. De misión en misión los casos se suceden unos a otros y pasan desde el top secret de la cocina malagueña, a la panameña y hasta la filipina inmersos en una decoración inspirada en el constructivismo ruso de Lissizky y Rocdchenko. Imprescindible. Después tocan unas gambitas en Wendy Gamba, acompañadas de un buen vermut de grifo. Una terraza nunca viene mal y nos merece unas conchas finas, croquetas caseras y fritura de pescado en la Bodega Quitapenas en la calle Marín García, ¡y que no falte una copa de un buen vino de Málaga!
Ya bien comidos (y bebidos) toca dar un paseo y acercarse al Centro de Arte Contemporáneo (CAC) para perderse por completo en Your Eyes Here de Shepard Fairey, comisionada por Fernando Francés y donde se podrán ver más de 300 obras del artista norteamericano. Hasta el 27 de septiembre la música, el medioambiente y la política en tonos rojos, negros y blancos dominaran la escena artística malagueña.
El Soho se encuentra dentro del Barrio de las Artes (entre el Sur de la Alameda y el Muelle de Heredia, junto al Puerto de Málaga y entre la Plaza de La Marina y el Río Guadalmedina) se alberga uno de los movimientos culturales y artísticos de España, una iniciativa de los ciudadanos y del ayuntamiento para evitar la degradación turística y comercial de la zona. Veinte minutos después y a plena hora del aperitivo es fundamental estar situado en la Marisquería Liñán (Jaboneros esquina calle Trinidad) con un codo recostado en la barra y la vista puesta en la pizarra. El lugar no solo es barato sino que además es el sueño de todo friki de los mariscos: gambas, caníllas, gúsanos, peregrinas, navajas, gambones, conchas finas, mejillones, patas de buey de mar… Que Dios os pille confesados porque este sitio os va a perder.
La Antigua Casa del Guardia no solo se merece la plena y absoluta atención de cualquier visitante a la ciudad sino que también debería ser considerada Patrimonio de la Humanidad. Vermut, Pajarete, Málaga Garijo, Moscatel Guardia y Guinda… este es el lugar al que hay que venir para perderse entre copas recordar que la felicidad está en las pequeñas cosas y en el vino.
Para darle un buen cierre a la visita no puede faltar tomarse un vino en El Pimpi. Por aquí han pasado absolutamente todas las celebrities y personajes importantes de la estampa nacional y la prueba de ello se aprecia en cada rincón de las paredes que resguardan historia y el primer atractivo turístico (culinario) de la ciudad. Cerremos con buen pie y cerrémoslo en uno de los sitios preferidos de los malagueños: en la Taberna Uvedoble. No os dejéis engañar por su decoración moderna en tonos blancos y naranjas porque lo que se sirve en sus platos va más allá de lo que el ojo puede apreciar. Si no te fías basta con probar sus fideos negros tostados con calamaritos, el morrillo de pez espada en manteca colorá o el lagartillo de ternera vuelta y vuelta. Querrás volver sin siquiera haberte ido.