Es el responsable de dirigir una “orquesta” –tal y como él la denomina– formada por grandes especialistas en materias muy distintas entre sí. Desde doctores en química e ingenieros industriales hasta detectores de tendencias y expertos en diseño. Aunque él prefiere expresarlo desde un punto de vista más modesto, definiéndose como aquel que se encarga de que no falle ni se rompa nada durante el proyecto. Formado en física e ingeniería electrónica, antes de entrar en el grupo Cosentino, Valentín Tijeras ejerció como director técnico en el Centro Tecnológico Andaluz de la Piedra (CTAP). Hoy tiene un trabajo menos técnico y más centrado en el diseño y en el producto. Bueno, y en las emociones, porque ésa es la función de Valentín y Cosentino –compañía que produce y distribuye superficies innovadoras de alto valor para el mundo de la arquitectura y el diseño–, reconstruir materiales naturales de una forma más bella y funcional que el original.
“La primera cosa que valora el cliente es el aspecto estético; la segunda, facilidad de limpieza”, asegura. Lo que explica la incorporación N-Boost, una tecnología orientada a añadir valor a las cosas y que permite que la superficie de un material sea hidrofóbica y oleofóbica. La desarrollaron hace nueve meses y ahora se reinventa en las tonalidades más oscuras (y complejas) de Silestone. “Los colores oscuros son tremendamente sensibles a las huellas de los dedos y a las manchas. Pero con esta tecnología hemos modificado el ADN de nuestra superficie, consiguiendo que tanto el color como el brillo se intensifiquen y que la limpieza sea más fácil que nunca”, explica. Su objetivo es que en un par de años toda la gama de colores tenga esta tecnología. “La gente piensa que no hay nada que innovar en algo tan tradicional como una encimera, pero cuanto más amigable sea y facilite la vida, la gente pedirá materiales más funcionales e inteligentes”. ¿Qué será lo siguiente? En su opinión, encimeras con conexión a internet, que cocinen y se autolimpien.